También viene con esto lo que cuentan de aquel pastor que puso fuego y abrasó el templo famoso de Diana.
(Don Quijote, cap. VIII, segunda parte)
El edificio se concibió como un bosque de doble fila de columnas que recorría sus 110 metros de longitud. La originalidad de este templo díptero se encontraba, además, en su frente, donde se extendía una novedosa triple columnata, cuyas basas estaban decoradas con relieves. La esbeltez de la construcción, la originalidad de su edificación y las aportaciones decorativas le valieron a este templo ser considerado una de las ocho maravillas del mundo.
Pero cuentan que la belleza puede llegar a enloquecer. Y eso le debió pasar al pastor Eróstrato la noche del 21 de julio del 356 a.C: al mismo tiempo que cuentan las fuentes que nacía el genial Alejandro Magno, este efesio prendió fuego al edificio. Su nombre se utiliza para designar a la enfermedad psiquiátrica del erostratismo: las personas afectadas por este síndrome comenten delitos sonados sólo para lograr unos minutos de fama.
Cuentan que el Artemision, la casa de la diosa griega Ártemis -la Diana de los romanos- era impresionante, y el mármol de sus muros competía con los mismísimos rayos del sol (no en vano, Ártemis era la hermana gemela de Apolo, el dios solar). Ubicado en Éfeso, alrededor del 550 a.C se decide crear un espectacular templo jónico, que sería adornado por Scopas -aunque la construcción del edificio se alargó más de un siglo, por lo que participaron otros artistas griegos, como Policleto. Una inmensa escultura de Ártemis, en madera, plata y oro, daría la bienvenida a los visitantes.
El edificio se concibió como un bosque de doble fila de columnas que recorría sus 110 metros de longitud. La originalidad de este templo díptero se encontraba, además, en su frente, donde se extendía una novedosa triple columnata, cuyas basas estaban decoradas con relieves. La esbeltez de la construcción, la originalidad de su edificación y las aportaciones decorativas le valieron a este templo ser considerado una de las ocho maravillas del mundo.
Pero cuentan que la belleza puede llegar a enloquecer. Y eso le debió pasar al pastor Eróstrato la noche del 21 de julio del 356 a.C: al mismo tiempo que cuentan las fuentes que nacía el genial Alejandro Magno, este efesio prendió fuego al edificio. Su nombre se utiliza para designar a la enfermedad psiquiátrica del erostratismo: las personas afectadas por este síndrome comenten delitos sonados sólo para lograr unos minutos de fama.