Sobre el nombre de la constelación de Tauro hay dos orígenes en la mitología griega. Unos dicen que el toro blanco es el propio Zeus, transformado en ese animal para raptar a la princesa fenicia Europa, nieta de Poseidón (mito que aparece reflejado en las monedas de dos euros griegas). Otros dicen, sin embargo, que es la vaca en la Zeus convirtió a la princesa Ío para evitar la ira de su celosa esposa Hera (y que tiene mucho que ver en la luna Ío, el satélite de Júpiter que sigue dando vueltas alrededor de su amante).
Es una constelación fácil de reconocer, cerca del pastor Orión y junto a las Pléyades, las siete hijas de Atlas. Tauro se interpone entre el joven, que persigue eternamente a las jóvenes, convertidas en palomas por los dioses para que puedan escapar y elevadas al cielo por Zeus. Sólo una de ellas, Mérope, luce menos que sus hermanas, ya que osó enamorarse del mortal Sísifo, hijo de Eolo, condenado eternamente por Zeus a arrastrar una piedra gigantesca...
- Más sobre el Zodiaco, aquí.
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