Los antiguos griegos nombran a los Titanes en su mitología; quizá fueron dioses antiguos de culto oriental, o tal vez los dioses más antiguos a los que se veneró en el corazón del mundo heleno: las divinidades que gobernaban el destino de todo lo conocido, expulsados del mundo superior cuando quedó establecido un nuevo orden divino. En general, no protagonizan relatos ni tienen ninguna función específica.
Se citan a seis titanes masculinos y seis femeninos -las titánides: Crono (el tiempo) y Rea (padres de Zeus), Jápeto (padre de Atlas y Prometeo), Océano y Tetys (las aguas saladas y dulces) , Themis (la ley y el orden), Mnemósine (la memoria), Hiperión y Tea, Ceo y Febe (padres de Leto, la madre de Apolo y Ártemis) y, por último, Crío. Todos los titanes aparecen en la mitología como hijos de Urano (el cierlo) y Gea (la tierra).
Hiperión y su esposa y hermana Tea fueron los padres de tres dioses menores relacionados con la luz del cielo: Helios (el sol), Selene (la luna) y Eos (la aurora). Estas divinidades no recibieron mucho culto en Grecia, y de los tres, el más nombrado era Helios, pues, como dios del sol, se consideraba que tenía el poder de verlo todo, de manera que con frecuencia se le nombraba como testigo en los juramentos; fue, además, adorado sobre todo en la isla de Rodas -de la que se dice que era su tierra favorita.
En el mundo de la astronomía aparecen también algunos titanes: Hiperión es el séptimo satélite de Saturno (conocido como Crono en el mundo griego), hecho de hielo y agua y descubierto en 1848. Titán es el satélite más grande de Saturno, y la segunda luna más grande del Sistema Solar.
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