No fue frecuente en el mundo antiguo el uso del mantel, y parece que los primeros testimonios datan del s. I: sería en la primera centuria, de manos de los antiguos romanos, como el uso de mantel se extendería por Europa. Las servilletas no venían incluídas: aunque algunos consideran que los romanos ya empleaban unos paños para limpiarse el sudor en las comidas o llevarse las sobras, se considera que fue Leonardo da Vinci el que las implantó en la corte de la familia Sforza allá por finales del s. XV...
El uso del mantel en el primer siglo no responde a una necesidad de limpieza, sino a un temor mágico: gracias al mantel, las ollas no dejarían su marca redonda en la mesa (por otra parte, mueble del que los propietarios de las domus estaban especialmente orgullosos), resto que podía ser usado por poderes escuros para intervenir sobre el contenido de la olla y envenenar así a los comensales...
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