Akenatón y familia: un respiro de aire fresco.

Meritatón.
Maketatón.
Ankhesenpaatón
Neferneferuatón-ta-sherit.
Neferneferure.
Setepenre.

Estas fueron las seis hijas que Akenatón (Amenofis IV) tuvo con su esposa principal, Nefertiti, a la que sabemos que debió de amar de manera especial y llamativa para la época, pues, no en vano, se hizo retratar con ella junta a su prole o en actitudes cariñosas. De las seis niñas sólo dos; la mayor, Meritatón, siendo mayor adoptó el título de Esposa del Dios y fue conocida como Señora de Palacio y hasta es posible que reinara como faraón femenino en solitario a la muerte de su padre.

El reinado de su padre estuvo marcado, desde el punto de vista artístico, por un revolucionario estilo que expresaba el cambio religioso contra los dioses -y sacerdotes- tradicionales, a partir del año 4 de su reinado -allá por mediados del s. XIV a.C-: se cerraban los templos de antaño, construyendo nuevos espacios a cielo abierto, más apropiados con el nuevo culto a Atón, el disco del sol, se potenciaba la iconografía de este frente a las representaciones zoomorfas o antropomorfas de los dioses antiguos y comenzaba una nueva manera de representar al faraón... y a su familia, que aparecía junto a él en actitudes cotidianas -lo cual resultaba profundamente asombroso. 


Cuellos largos, cráneos alargados, bocas de labios turgentes, formas más lánguidas y naturales,... Las figuras cobraban un aspecto humano que sólo adoptarían durante el reinado del faraón hereje. Un vientre abultado, caderas anchas y aspecto andrógino que sería copiado por artistas que ya venían trabajando en los talleres del padre de Akenatón, Amenofis III. Las ropas se pliegan y la familia real se representa en los tiempos de descanso, más cerca -aparentemente- de su pueblo. 

A la muerte de Akenatón estas nuevas formas se abandonaron, acompañadas del olvido histórico al que fue sometido Amenosfis IV y su mujer, siendo borrados sus nombres e imágenes de los templos y abandonada su capital, hoy Tell El Amarna, que no volvió nunca a ser habitada. 

  • Una interesante entrada sobre este tema en el blog Algargos, aquí.
  • El conocido relieve de Akenatón con su mujer y algunas de sus hijas, en ArteCreha, aquí.

6 aportaciones:

PACO HIDALGO dijo...

Es curioso como toda la estética del arte egipcio, de más de dos mil años de inmutabilidad, cambia radicalmente en el período de El Amarna; todo un misterio difícil de explicar. Muy interesante este post. Abrazos, Negrevernis.

profedegriego dijo...

Tienes toda la razón, querida amiga, al titular tu entrada con ese "Akenatón y familia: un respiro de aire fresco"; es encantador contemplar a los grandes personajes en sus aspectos más familiares y cotidianos, lejos de la pompa y la ceremonia al que nos tienen acostumbrados, mostrándonoslos verdaderamente humanos.
Una estupenda entrada con dos enlaces muy buenos.
Mil bicos.

Cayetano dijo...

Con la Iglesia hemos topado, diríamos en estos tiempos modernos.
Un saludo.

Negrevernis dijo...

Gracias, Paco. Así es: Akenatón y su familia siguen aún hoy envueltos en un halo de misterio.

Un saludo.

Negrevernis dijo...

Gracias, Profedegriego. Aún así, las representaciones de la familia real seguían siendo hechas dentro de un protocolo estudiado, pues el faraón siguió siendo mostrado como el medio de comunicación entre el pueblo y Atón.

Un abrazo.

Negrevernis dijo...

La Historia se repite, Cayetano...

Un saludo.