Este fue el cartel con el que en febrero de este año 2013 se anunciaban las fiestas de Carnaval en Las Palmas de Gran Canaria. Conocí este cartel por casualidad navegando por la red, ya que no soy especial amante de esas fiestas, pero me llamó la atención enseguida, debido a que representa a uno de los personajes más famosos del carnaval veneciano: el Doctor Peste.
De manera simplificada, este cartel recuerda el traje utilizado por los médicos de la Edad Media europea para tratar la pandemia que asoló el continente a mediados del s. XIV, con oleadas sucesivas que se extendieron en algunos sitios hasta el s. XVIII. Un tercio de la población europea, unos 25 millones, murieron por esta enfermedad, que aún persiste en focos localizados de algunos puntos de Asia, África y América.
Durante la Edad Media se pensaba que esta enfermedad se propagaba por el aire, de manera que, cuando un miembro de una familia presentaba síntomas de la peste, toda la casa se clausuraba, en numerosas ocasiones con el resto de sus familiares dentro -además de impedir a los enfermos entrar en territorios libres de peste o prohibir comer pescado o fruta, considerados malos alimentos, sajar los bubones de los enfermos o practicar sangrías que no hacían más que agravar el estado de los dañados...
Los médicos que trataban a los enfermos se cubrían la cara con una máscara en forma de cabeza de pájaro, con vidrios rojos en el lugar de los ojos y mezclas de hierbas aromáticas en el interior del pico, que evitarían, se suponía, que los vahos pestilentes alcanzaran al médico y se enfermara. En el s. XVII se añadía a la indumentaria un largo abrigo negro, guantes y un sombrero de ala ancha, como medida de protección para el médico cuando intentaba curar a un enfermo de peste, a los que se tocaba con un palo blanco.
Claro que, actualmente, este atuendo se ha convertido en un disfraz, perdiendo su significado de mortandad y estando asociado a la fiesta carnavalesca...
2 aportaciones:
Es realmente increíble que algo tan tétrico acabe convirtiéndose en un motivo festivo y jocoso gracias al impulso popular, una manera de perder el respeto a algo tan serio como la enfermedad o la muerte.
Un saludo.
Así es, Cayetano. Y recuperado para un cartel que no sé si habrá sido polémico o no. Una curiosidad histórica al alcance de todos.
Un saludo.
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