No de cualquier princesa: de Mereret, hija de Sesostris III y hermana del también faraón Amenemhat III, allá por el s. XIX a.C, en la dinastía XII. En 1894 el egiptólogo Jacques de Morgan descubría, en el contexto de su investigación sobre el recinto funerario de Amenemhat III en Dashur, las tumbas de varias reinas y princesas; el ajuar de las mujeres causó sensación en aquel momento.
Los objetos de la princesa Mereret que debían acompañarla al Más Allá incluían espejos, potes de cosméticos, joyas y cuentas. Lamentablemente, el hilo que unía las cuentas ya no existía, de manera que muchas de ellas quedaron sueltas en los trabajos posteriores y no pudieron recuperarse los collares que formaban. Algunas piezas especialmente importantes de este ajuar fueron un cinturón hecho con semillas de acacia y pequeñas cabezas felinas, una cadena tobillera y varios pectorales.
Los pectorales egipcios no son sólo joyas: son también espacios donde lanzar mensajes religiosos y políticos. Este en concreto, de unos 8 cm. de alto, transmite un mensaje muy repetitivo en la historia de Egipto: el faraón (Amenenhat III) venciendo a sus enemigos, que se sitúan a sus pies, y a los que está agarrando del pelo y golpeando con una maza. La escena se distribuye en forma de espejo, de manera que de manera simétrica alrededor de un eje central, el faraón blande su maza guerrera mientras lucha, bajo el auspicio de la diosa buitre Nekhbet; los signos jeroglíficos que lleva en sus garras expresan la afirmación de que esta divinidad da vida y fuerza al faraón representado por debajo de ella, que es capaz de dominar a los extranjeros vecinos.También se representan los cartuchos con el nombre real, su titulatura y, bordeándolo todo, un techo de santuario sustentado por dos pilares laterales.
La joya se realizó con base de oro (el reverso es el mismo tema, pero tallado con buril), formando celdillas con la técnica de cloisonné; las celdillas luego fueron rellenadas con lapislázuli (una piedra semipreciosa de se suele asociar con la idea de la nobleza y la suerte), amatista, cornalina y turquesas.
2 aportaciones:
Una preciosidad, con esa voluntad narrativa y propagandística a la hora de contar hazañas del Faraón.
Un saludo.
Así es, Cayetano. El arte tiene a lo largo de la Historia esa faceta ornamental... y propagandística.
Un saludo.
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