Era el 11 de noviembre de 1989. El Salvador, ese pequeño país centroamericano, estaba siendo asolado por una guerra civil que ya venía durando nueve años y se prolongaría hasta 1992. Nunca hubo reconocimiento oficial del conflicto, aunque ya se venían cuajando los antecedentes desde la década de los 70 y la guerra se enmarcó dentro de la Guerra Fría, siendo el ejército nacional afín -y adiestrado- por Estados Unidos y el rebelde (el FMLN), por la extinta Unión Soviética.
El 11 de noviembre de 1989 el FMLN llevó a cabo la ofensiva urbana más fuerte que se había vivido hasta entonces, comenzando el combate de manera simultánea en varios puntos de la capital. En un principio se pensó que el objetivo era asesinar al presidente y a varios funcionarios gubernamentales. El ataque pilló por sorpresa al ejército salvadoreño, con diversos miembros de la cúpula militar fuera del país.
Las informaciones que llegaban a la población poco a poco cambiaron su tono, pasando de ser públicas y libres, a estar controladas por el gobierno; aparentemente todo estaba bajo control, pero las noticias empezaron a ser alarmantes, pues estaban siendo atacados miembros de los sindicatos, la Iglesia, la oposición y ONG's: el ejército nacional acusaba a miembros de estos sectores estar colaborando con el ejército rebelde.
Los sacerdotes jesuitas de la Universidad Centromericana (UCA) estaban desde hacía tiempo en su punto de mira, acusados de guardar clandestinamente armas. Se pedía, bajo amenazas, que abandonaran la Universidad. El 12 de noviembre la comunidad de sacerdotes era cercada por una tropa de élite en su casa, en el propio campus, impidiendo que salieran o entrara nadie, comenzando además registros en la Universidad, que durarían varios días. La embajada de EEUU en El Salvador acusó falsamente por escrito a los jesuitas de la UCA de poseer armas y proteger a los guerrilleros.
El 15 de noviembre los sacerdotes escuchaban de boca de uno de los oficiales que estaban efectuando el registro que esa misma noche habría mucha bulla. Las investigaciones posteriores sacarían a la luz que aquella noche, en una reunión del Estado Mayor, se decidiría el asesinato de los jesuitas...
Ignacio Ellacuría, Ignacio Martín- Baró, Segundo Montes, Joaquín López, Amando López y Juan Ramón Moreno, todos jesuitas, junto con su cocinera, Elba Ramos, y su hija adolescente, Celina, fueron asesinados el 16 de noviembre de 1989 por una tropa de asalto, en el jardín de su casa.
La versión oficial del gobierno, claramente implicado, fue que habían sufrido un ataque rebelde...
Hoy aquel jardín es un jardín de rosas plantadas por el marido de Elba Ramos.
Yo estuve allí en el año 2003.
2 aportaciones:
Fue una salvajada. Me acuerdo de las noticias de entonces, recien terminada la carrera. Un acierto traerlo aquí. Buen fin de semana, Negrivernis.
Gracias, Paco. Yo lo recuerdo en nebulosa, ya que era adolescente, pero cuando me encontré frente a frente en el Jardín de las Rosas, junto a un amigo salvadoreño que me explicaba lo que había pasado, no pude por menos que estar en silencio...
Un abrazo.
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