Continuó navegando el Argos hacia el norte, siguiendo la costa oriental, hasta que llegaron a la ciudad de Salmideso, donde reinaba Fineo, anciano y sabio con el don de la profecía, pero castigado por los dioses con la ceguera por haber predicho secretos de los dioses.
Y los dioses, que parece que nunca están contentos con un único castigo, le enviaron posteriormente como suplicio a las Harpías, hijas de Electra y Taumante y hermanas de Iris. Y allá en su ciudad, Fineo estaba condenado a no poder comer, ya que estos monstruos con cuerpo de anciana y alas de pájaro le robaban todo y le echaban excrementos.
Jasón, que es un héroe compasivo, se comprometió a ayudarlo y envió a sus hombres alados, Calais y Zetes -hijos del viento del Norte-, para que espantaran a las Harpías y acabaran con ellas. Iris intercedió, porque en el fondo eran familia, prometiendo impedir el suplicio a cambio de las vidas de sus hermanas.
El rey, a cambio, contó a los argonautas como superar las Simplégades.
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