Seguro que tu casa es suficientemente grande para todos y que dispones de un número abundante de muebles para decorarla.
En la Edad Media hubiera sido más sencillo, ya que el mobiliario no era muy variado: algunos taburetes y bancos, arcones (las chicas jóvenes tenían uno para ellas, donde guardaban lo que usarían en su casa una vez casadas, como sábanas o prendas de vestir), una o dos mesas desmontables y unas camas; si la casa era amplia, el servicio dormía en jergones de paja. Como las habitaciones se situaban una detrás de otra, los muebles se ponían pegados a las paredes, para dejar paso. Como te habrás dado cuenta, no había armarios, sino hornacinas con estantes para poner la vajilla y contenedores de agua; en las habitaciones, además, se ponía una jofaina y un gancho con una toalla al lado.
Cuando en la casa había objetos valiosos, como libros, documentos o joyas, las hornacinas se cerraban con puertas de madera o celosías, y entonces la estantería se convertía en un armario empotrado.
¿Y dónde colocar, entonces, las cosas que se usaban todos los días? En ganchos en las paredes; allí se colgaban las ollas, jarras y cucharas de la cocina, o el calientacamas, espejos, sombreros y ropa del dormitorio.
En la Edad Media hubiera sido más sencillo, ya que el mobiliario no era muy variado: algunos taburetes y bancos, arcones (las chicas jóvenes tenían uno para ellas, donde guardaban lo que usarían en su casa una vez casadas, como sábanas o prendas de vestir), una o dos mesas desmontables y unas camas; si la casa era amplia, el servicio dormía en jergones de paja. Como las habitaciones se situaban una detrás de otra, los muebles se ponían pegados a las paredes, para dejar paso. Como te habrás dado cuenta, no había armarios, sino hornacinas con estantes para poner la vajilla y contenedores de agua; en las habitaciones, además, se ponía una jofaina y un gancho con una toalla al lado.
Cuando en la casa había objetos valiosos, como libros, documentos o joyas, las hornacinas se cerraban con puertas de madera o celosías, y entonces la estantería se convertía en un armario empotrado.
¿Y dónde colocar, entonces, las cosas que se usaban todos los días? En ganchos en las paredes; allí se colgaban las ollas, jarras y cucharas de la cocina, o el calientacamas, espejos, sombreros y ropa del dormitorio.
2 aportaciones:
ojalá hubiese tenido una profe de historia tan buena como tú. me habría divertido mucho más(isela)
Gracias, Isela.
Como eres colega, ya sabes que depende mucho de la motivación... del profesor.
Abrazos.
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