¿Quieres jugar a Scrabble con tus alumnos?

Dentro de la idea de utilizar juegos -juegos serios- y dinámicas y mecánicas propias de la gamificación en el aula, he creado una adaptación del tablero del juego Scrabble para usar con mis alumnos, repartidos en cinco grupos. He incluido también las letras, usando la proporción correspondiente al alfabeto español.



Mi intención es usar este juego para repasar vocabulario y conceptos propios de las unidades didácticas de 2º y 3º de ESO, con un doble puntaje: el propio del juego (doble tanto de letra, de palabra, triple tanto de letra o de palabra) y específico, asignado doble puntuación a aquellos alumnos que coloquen en el tablero palabras relacionadas con el tema que se esté trabajando en clase. He plastificado los tableros y he impreso cada juego de letras en un color diferente, para distinguirlos y poder guardarlos luego mejor en el aula.

Tanto el tablero como las letras las podéis descargar a través de mi perfil en Scribd o desde aquí: 





Tarro-libros: una propuesta lectora


La idea no es mía: la encontré en la blog de Ana Bolox (http://anabolox.com/) por casualidad, mientras andaba buscando por la Red ideas o inspiración para el proyecto de gamificación que tengo previsto para mis alumnos de 3º de ESO. Buceando, y yendo de un sitio para otro -de una página web a otra, como suele sucederme cuando navego sin rumbo fijo-, encontré el blog de esta escritora y sus consejos de escritura de suspense. En una de sus entradas explica qué es el tarro-libro: un juego que ella misma había conocido a través de la Red, de carácter colaborativo y social, y que tenía como objetivo el fomento de la lectura. 

La actividad es muy sencilla: durante un año, por cada libro leído se debe guardar una moneda en un tarro habilitado para ello en la casa. Al término de ese año se deben contar las monedas conseguidas y gastarlas en la adquisición de nuevos libros. El juego, iniciado por Carmen Forján en su blog de propuestas de lectura, se extendía a todo el que quisiera participar, hasta crear una red de lectores que, además, podían presentar no solo las fotos de sus lecturas, sino también las reseñas u opiniones de los libros que se iban leyendo, como podéis ver aquí

Lo primero que pensé al leer la propuesta fue en mis alumnos (sobre todo, los de mi tutoría, de 3º de ESO), como una manera visual de ver los libros que entre todos íbamos leyendo -dentro de mi propuesta de animación lectora para este curso-, y luego gastar ese dinero en alguna cosa relacionada con la lectura. Finalmente, lo consideré inviable: dinero, monedas, tarro,...; de esta forma, volví los ojos a lo más cercano: mi familia. En casa todos somos buenos lectores -en cantidad, en calidad: eso ya depende de cada uno-; le propuse la idea a mi hija, de nueve años, e inmediatamente propuso localizar un tarro y decorarlo ella misma. A día de hoy, anota cuidadosamente el número de libros que lleva leídos y nos recuerda a todos que tenemos que meter en el tarro una moneda cada vez que acabamos uno. 

¿El premio? Dentro de un año iremos todos a una gran librería a gastarnos el dinero conseguido con nuestras lecturas para adquirir,,, nuevos libros.