Eros y Psique (1)


La princesa Psique era bellísima, deslumbrante: rozaba la perfección de una diosa; por eso ningún hombre se consideraba digno de ella y la joven veía como sus hermanas mayores se habían casado, pero no ella.

Un día, su padre, preocupado, acudió al oráculo de Apolo para ver qué podía hacer, pues su hermosísima hija se consumía de tristeza por la falta de amor. El dios le aconsejó que vistiera a Psique de novia sobre un tálamo fúnebre en una alta montaña. Así lo hizo, con lágrimas en los ojos, pues el oráculo hablaba también de un monstruo cruel como esposo...

Cuando estaba ella ya postrada, esperando, el viento Céfiro la envolvió y llevó hasta un precioso paraje rodeado de flores, con un palacio de mármol, marfil, piedras preciosas, oro y plata resplandeciente. Sin duda, la obra de un dios. Unas voces invisibles le dijeron que todo aquello era ya suyo y dispusiera de ello, pues aquella misma noche su dueño la haría su esposa.

Pasaron los días y Psique empezó a sentir la amargura de la soledad, pues nadie había cerca y no sabía dónde estaba su familia: sólo los seres invisibles que la cuidaban y la presencia de su esposo durante la noche -al que nunca había visto, pues él le había avisado de terribles males si conocía su rostro. Al fin, tras miles de ruegos y súplicas, el hombre accedió a dejarle visitar a su padre y hermanas, pero recomendándola que hiciera oídos sordos de todo lo que le dijeran sus hermanas.

Efectivamente, sus hermanas, envidiando las riquezas y regalos de Psique, la convencieron: su marido debía de ser un ser espantoso y deforme, ya que le prohibía hasta verlo a la luz. Así, cuando regresó, envenenada por la curiosidad que sus hermanas habían puesto en ella, Psique les hizo caso, y cuando notó que su esposo estaba ya dormido, usó una lámpara de aceite para verlo: era el más bello joven que pudiera haber, perfecto en sus formas y de rostro cincelado: el joven Eros, hijo de la diosa Afrodita.

Pero la mala suerte se cernió sobre Psique, pues una gota de aceite cayó sobre el hombro del joven, que se despertó. Al verse descubierto, se marchó volando.

CMaptools: primera prueba.

Hoy he tenido tiempo para poder trastear con la herramienta CMapTools. Si pincháis aquí podréis ver el resultado.

Uso y normas de los números romanos.

No era raro que las culturas antiguas usaran palabras para designar números, pero, ante los problemas que esto suponía, fueron inventándose otros sistemas. Por ejemplo, griegos y romanos emplearon letras de su alfabeto.

Los romanos usaron concretamente siete letras: I (1), V (5), X (10), L (50), C (100), D (500) y M (1000). Como ves, empleaban sólo números naturales y el cero (0) no aparece -tampoco en el mundo griego, aunque sí en otras culturas, como la india o la maya-, al ser considerado irregular y ofensivo hacia los dioses.

Las normas básicas para usar los números romanos son muy sencillas (más detalladas las puedes leer pinchando aquí):
  1. Si una letra tiene a su derecha otra de igual valor o inferior, se suman sus valores.
  2. Si una letra tiene a su izquierda otra de valor inferior, se resta esta de la primera.
  3. Si una letra se encuentra entre otras dos de mayor valor, se aplica la regla anterior.
  4. Ninguna letra se puede repetir más de tres veces.
  5. Si un número se puede representar por una letra, se hará así.
  6. Se usa una raya horizontal superior para indicar que el número es multiplicado por mil.
Los números romanos son usados todavía por nosotros para indicar los siglos, las dinastías de algunas culturas, orden de reyes, emperadores o Papas, actos conmemorativos o conferencias...
  • Pinchando aquí podrás jugar con los números romanos.
  • Un pequeño test para ponerte a prueba, aquí.
  • Unos ejercicios interactivos, aquí.

El Acta de Supremacía (1534)

El rey, y sus sucesores, sea tenido, aceptado y reputado como jefe supremo en la tierra de la iglesia de Inglaterra, llamada iglesia anglicana.

Acta de Supremacía, noviembre de 1534

Al calor de la reforma religiosa que se había extendido por la Europa occidental -Lutero en el Imperio alemán, Calvino en Ginebra, Zwinglio en Zurich-, el Parlamento inglés da el visto bueno a los cambios religiosos promovidos por su rey Enrique VIII, curiosamente nombrado antes Defensor de la fe por el Papa León X tras sus escritos contra Lutero.

La separación de la Iglesia anglicana vino motivado por motivos políticos: el rey, buscando un heredero, solicita al Papa la nulidad matrimonial de Catalina de Aragón -tía del emperador Carlos V-, alegando que ya había estado casada antes con su hermano Arturo, príncipe de Gales. El objetivo, casarse con Ana Bolena, más joven, que se había quedado embarazada, para así legalizar la situación del hijo de ambos -que sería, al final, una niña, la futura Isabel I de Inglaterra.

Ante la negativa de Roma, Enrique VIII se proclama Protector y Cabeza Suprema de la Iglesia de Inglaterra (1531). En 1533 Th. Cramer, primado de la Iglesia de Inglaterra declara nulo el matrimonio de Catalina de Aragón, reconociendo así en secreto el del rey con Ana Bolena. Esto supondrá la excomunión posterior de todos ellos.

Con este documento, Enrique VIII exige el juramento de fidelidad a la nueva normativa por parte de la jerarquía eclesiástica del país, así como su reconocimiento de poder para definir doctrinas y condenar herejías. Algunos se negaron, como Tomás Moro, el obispo J. Fisher y algunos priores cartujos; todos fueron ajusticiados.

Foto de las megalópolis mundiales.

Me encantan esas fotos nocturnas hechas vía satélite... Aprovecha y pincha aquí para poder comprobar dónde están las principales megalópolis mundiales (20 millones de habitantes en cada área, como mínimo...).

La caja de Pandora.


Pandora significa "todos los dones". Como en la película.

Pero Pandora es mucho más: es la primera mujer, regalada por los dioses con múltiples regalos maravillosos: la belleza infinita de Afrodita, la capacidad de persuasión de Hermes y el don de la música y la suave voz de Apolo, las Gracias, suaves y sensuales vestidos. Pero Pandora es, también, un arma contra el hombre, pues Zeus quiere acabar con él a causa de la desobediencia del titán Prometeo -tan amigo de los humanos que les regaló el mismísimo fuego de los dioses. Así, esta mujer deberá llevar la perdición, y así se lo hace saber a Hefesto, el más habilidoso del Olimpo, a fin de que la cree bella, perfecta, en casi todo similar al hombre, pero dotada de capacidad para retrasarle en el trabajo y hacerle olvidar hasta sus pensamientos...

Como último regalo, Zeus le entrega una caja que no deberá abrir bajo ningún concepto. En ella, sin la mujer saberlo, están encerrados todos los males que destruyen a la raza humana: la enfermedad, la venganza, la ira, el mal del mundo. Y entrega a Pandora como esposa a Epimeteo -llamado "el que reflexiona tarde"-, hermano de Prometeo; este, deslumbrado por la belleza de la mujer, acepta sin dudar el regalo, desoyendo los sabios consejos de su hermano: no coger ningún presente que venga de Zeus, por si acaso...

Movida por la curiosidad, con el tiempo Pandora no pudo resistirlo y abrió la caja que Zeus le había regalado. Y en un momento todos los males se repartieron por el mundo, sin poder ser contenidos por las sensuales manos de la mujer... Asustada, Pandora cerró la tapa justo cuando el último objeto de la caja iba a salir: la esperanza. Posteriormente, arrepentida y viendo lo que su acción había provocado en la Humanidad, se dedicó a ir ofreciendo a los hombres, uno a uno, la posibilidad de contar con la esperanza, pues ella la tenía -esta vez sí-, bien guardada.

La estatua de la libertad.


El 4 de julio de 1884 Francia regalaba a Estados Unidos la estatua de la libertad, en recuerdo de la alianza que ambas naciones habían hecho en la Guerra de la Independencia. Ambos países habían contribuido en los gastos que conllevaba la estatua, si bien Francia había aportado bastante más dinero. Y el lugar, la parte más alta de la bahía de Nueva York, junto a la desembocadura del río Hudson, de forma que la estatua fuera visible para todos los barcos que llegaran a la ciudad.

La imagen, femenina, con 46 m. de altura -aunque el conjunto, incluido el pedestal alcanza más de 90m- hecha de láminas de cobre y hierro, cubierta con una túnica larga y ancha al modo clásico, tiene el rostro de la madre del escultor, F. A. Bartholdi. En la mano derecha lleva una antorcha iluminada -realmente, la estatua se llama "La Libertad iluminando al mundo"-, y en la izquierda, una tablilla de leyes con la fecha de la independencia de Estados Unidos. A sus pies, una cadena rota simboliza el fin de la dependencia de las trece colonias inglesas.

Pero la imagen va más allá de esto, recordando con su aspecto el de la diosa Libertas romana o la Eleutheria griega: la que simboliza la capacidad de decisión del ciudadano libre, especialmente cuando toma decisiones con el conjunto de su pueblo que conllevan el fin de una dependencia política o económica. Femenina, altiva, con gorro frigio (la estatua estadounidense lleva una corona de rayos de sol) y un cetro en la mano (símbolo de la decisión, el poder o la libertad). Los griegos asociaron este poder de decisión con un culto específico a Zeus, a partir del s. VIII a.C., y en la fiesta que estaba asociada se liberaban a algunos esclavos. Los romanos la celebraban en febrero.

Desde 1924 es monumento nacional de Estados Unidos, y desde 1984, patrimonio de la Humanidad.Cerca de uno de los puentes del Sena, en París, se guarda una réplica de 11 metros.

Las 95 tesis de Lutero (1517)

Tarde otoñal en Wittenberg, 31 de octubre de 1517. El portal de la iglesia de su castillo era lugar donde se disputaban enfrentamientos teológicos.

Lutero había escrito a Alberto de Brandeburgo, arzobispo de Magdeburgo, criticando la venta de indulgencias para la obtención de limosnas con las que ayudar a la financiación de la construcción de la Basílica de San Pedro; consideraba él que se estaba jugando con la piedad de los feligreses.

El pueblo de Sajonia, donde Lutero desarrollaba su pastoral, estaba acostumbrado a convivir con estos méritos (el duque Federico III poseía una amplísima colección de reliquias -unas 19000 piezas-, y la peregrinación y limosna posterior otorgaba suculentos perdones a cambio de días en el Purgatorio), pero las gentes no dudaban en viajar al territorio vecino para comprar las indulgencias que Johann Tetzel ofrecía. Cuando acudían después a confesión, presentaban el documento: ya no necesitaban ser perdonados de sus pecados.

Visto lo visto, Lutero no dudó en presentar un documento que cuestionara esta práctica, que pasó a llamarse Las 95 tesis. En ellas ponía en duda la eficacia de las indulgencias y el mensaje que se enviaba al pueblo cristiano con ellas: que cualquier pecado podría ser perdonado a golpe de moneda; cuestionaba también en ellas la autoridad moral y espiritual del Papa. Su intención era motivar una disputa teológica, según la costumbre del momento, dentro de un círculo restringido de teólogos.

La tradición dice que clavó estas tesis en la puerta de la iglesia palaciega, pero no está tan claro que esto sea verdad, pues hacerlo sin conocimiento de sus superiores hubiera sido una fuerte provocación, y de hecho, la disputa pública se hizo en 1519, en Leipzig. Sea como sea, el éxito de este documento fue espectacular, gracias a las impresiones que se hicieron de él, circulando rápidamente por todo el territorio alemán, y a la pasividad de las autoridades eclesiásticas, que no reaccionaron hasta 1520...

Las instituciones democráticas españolas.

Una brevísima presentación de diapositivas como introducción a las instituciones democráticas españolas y sus funciones, pinchando aquí.