Arcimboldo, o la macedonia hecha arte.

Otro marcapáginas de mi colección. En este caso, un detalle de la obra La primavera, de Giuseppe Arcimboldo (Milán, 1527- 1593). Fue en una visita a París...; siempre me ha llamado la atención la obra de este pintor, a medio camino entre el realismo más insultante y la excentricidad de un pintor que anunciaba ya el vanguardismo del s. XX... Suelo comprar siempre en mis visitas a museos un marcapáginas de alguna de las obras o autores que más me hayan gustado.

Lo de pintar le venía de familia, ya que su padre trabajó en la catedral de Milán, y siendo muy joven colaboró en la fabricación  de las vidrieras del edificio. Con unos treinta años fue retratista de la Corte imperial, invitado por el propio monarca; allí tenía, entre otras funciones, dar consejo al emperador sobre sus colecciones y organizar fiestas (no es de extrañar, pues su contexto renacentista le impulsó a experimentar con la creación de máquinas o sistemas de luces que hoy usamos en nuestras discotecas). Su buen hacer le valió para ser nombrado conde.

La fama internacional le vino de estos llamativos collages, donde mezclaba el retrato de elementos naturales para crear imágenes alegóricas distribuidas en series, como la de las estaciones o los elementos naturales. El resultado: cabezas formadas por frutas, hojas, verduras y todo tipo de productos comestibles que hacen referencia a la obra en cuestión.

En concreto, la serie dedicada a las estaciones del año fue muy aplaudida, pues sabemos que tuvo muchos encargos sobre el mismo tema. El rostro de la primavera está formado por flores reconocibles (rosas, margaritas, amapolas, azucenas), el verano lo forman frutos y trigo, el otoño es una mezcla de hojas, setas y frutos de temporada y el invierno está montado a partir de hojas y cortezas. Claro que estos detalles sólo se pueden observar desde cerca, pues visto de lejos, cada cuadro presenta un perfecto perfil humano...

Incluso se atrevíó a hacer una alegoría del propio emperador Rodolfo II en su obra Vertumno (los Habsburgo admiraron especialmente estas obras de Arcimboldo, haciéndole encargos que luego eran regalos para miembros de la familia real o allegados)... Y una vuelta de tuerca más: sus retratos invertidos, donde las cosas no son lo que parecen:

El asado... ¿y si le das la vuelta?










  • Una entrada estupenda sobre este autor, con explicación de la obra La primavera, en el blog Algargos Arte, aquí.
  • Obras de Arcimboldo, aquí y aquí.
  • Una breve entrada sobre el autor y sus principales obras, aquí.

Un marcapáginas sagrado...




Hace unos días una alumna viajó a Londres; es decir Londres y rememorar el Museo Británico, de manera que le pedí que me trajera un marcapáginas para mi colección (sí, sí, mi colección). Y esta es la foto del regalo de mi alumna: una representación zoomorfa de la diosa Bastet.

Es bien conocido el reverenciado respeto que los antiguos egipcios tenían por los gatos, deificados a partir del año 2900 a.C, y cuyas momias acompañaron con frecuencia a sus antiguos amos. La diosa gata Bastet era la encargada de mantener la seguridad y la armonía en el hogar, así como de proteger a las embarazadas, en forma de gato doméstico o de representación antropomorfa, como mujer con cabeza de gato, tocado, collar y pendiente dorado. Pero ya se sabe que los gatos son impredecibles, de manera que a veces dejaba relucir su furia para transformarse en Hathor, la diosa leona hija de Ra, con cuya ira castigó a los hombres cuando intentaron acabar con él.

Pero en este marcapáginas encontramos también otros símbolos mitológicos. El collar que lleva este gato está decorado con el wedjat u Ojo de Ra, símbolo sagrado del dios Horus y talismán  que asegura la salud de todo el cuerpo humano. La mitología egipcia lo relacion con la lucha que se desarrolló entre Horus y Seth tras la muerte de Ra, donde Horus perdió su ojo, que fue destruido por su tío Seth; poco después, el sabio Toth lo recompuso mágicamente. ¿Fue su ojos derecho o el izquierdo? No lo sabemos..., aunque el derecho tenía más poder mágico...

Por último, sobre el pecho del gato podemos observar una nueva deidad solar (la tercera, si contamos con el conjunto de Bastet, hija de Ra bajo la advocación de Hathor): un escarabajo alado que curva sus alas, sujetando con las antenas el disco solar. Este insecto representó para los antiguos egipcios el movimiento incesante del sol en el firmamento, a la manera como el animal arrastra y gira su bola de estiércol. Pero es también símbolo de la vida en el más allá, pues el escarabajo pone, antes de morir, sus huevos en esa bola; por eso los escarabajos alados, en forma de pectorales o pequeñas joyas, se encuentran con frecuencia en las tumbas egipcias, muchas veces colocadas en el lugar del corazón, bajo las vendas de la momia.


  • Más sobre los gatos en el Antiguo Egipto en esta entrada del estupendo blog De reyes, dioses y héroes.
  • Sobre la diosa Bastet, aquí.

Las mujeres de la tumba de Nakht comen frutas.

Nakht tuvo, seguramente, una vida regalada, a juzgar por las delicadas pinturas de su tumba en la necrópolis de Tebas. Trabajó en el templo de Karnak como astrónomo, escriba y sacerdote de Amón, y su mujer, Tawi, fue una de las cantoras del dios; ambos vivieron hacia el 1400 a.C, bajo el reinado de Tutmosis IV, faraón de la XVIII dinastía. 

Nakht estudiaría los astros y la posición del firmamento para fechar festividades religiosas, pero, a juzgar por la decoración de su tumba, era también amante de fiestas, banquetes y de la música. El espacio (TT52), reducido, está formado por un patio exterior y un hipogeo en forma de T; la capilla funeraria quedó sin terminar.



Mientras que el techo está decorado con formas geométricas, los laterales muestran escenas de vida cotidiana -sobre todo de tema agrícola, como la recogida de grano o la excavación de pozos- y funeraria. En el ejemplo de la imagen, en el registro inferior aparecen los dos esposos ante una mesa de ofrendas.

El muro posterior derecho muestra una bella escena de banquete, con seis mujeres sentadas en tierra en la parte superior. Estos temas de dolientes permitían una cierta libertad compositiva en el arte egipcio, abandonando un poco la rigidez oficial: aquí, las damas se agrupan de tres en tres, superponiéndose unas a otras para lograr una sensación de profundidad y de naturalidad. Un arpista ciego ameniza la celebración, mientras que la primera mujer huele una flor de loto y la segunda ofrece una fruta a la tercera. Detrás, una sirviente desnuda arregla el pelo o los pendientes a una de las mujeres del otro grupo. Todas ellas llevan conos perfumados sobre sus pelucas.


La naturalidad del movimiento superior se observa también en las músicas del registro inferior, donde la figura del medio aparece vestida sólo con un cinturón de cuentas, mostrando el pecho de frente, mientras se gira hacia su compañera de detrás. Quizá como aquellas bailarinas que hoy se encuentran en el Museo Británico, el artista quiso mostrar su pericia, ensombrecida por las indicaciones oficiales...

Resultados de la última encuesta (enero 2013)

Resultados de la encuesta del mes de enero: Sugiere un tema para una entrada del mes. ¡Gracias por participar!

Una obra gótica: 16

Un descubridor: 9

Una obra egipcia: 37


Votos hasta el momento: 62

Puedes leer la entrada con el tema elegido aquí.

Wallwisher y los humanistas del Renacimiento.

Como ya comenté hace unos meses, la herramienta Wallwisher me pareció muy interesante para utilizar de manera puntual en mis clases. 

Así, aprovechando que tras la vuelta de las vacaciones de Navidad he comenzado a explicar a mis alumnos las novedades de la Edad Media, he usado este medio para presentar un breve trabajo biográfico de los principales humanistas del Renacimiento. El resultado lo podéis ver pinchando aquí.

En la realización de este ejercicio ha participado el 60% de los alumnos de 2º de ESO del instituto.

Si quieres, también puedes participar tú en una actividad similar, pinchando aquí.