La diosa Fortuna y la lotería.

Hace unos días observaba cómo la iconografía del mundo clásico se nos echa encima en España con la lotería de Navidad, pues la empresa publicitaria ha elegido una imagen actualizada de la diosa Fortuna:



Tanto para romanos como para griegos, la Fortuna -Tyché para los griegos- es una diosa voluble y caprichosa, que puede conducir a los hombres hacia la buena suerte o hacia la mala. Tanto es así que en Roma su compañera de travesuras era la Ocasión -una diosa con poco pelo-, a la que no se le podía agarrar con facilidad (como las ocasiones de muy buena suerte, que si las dejas pasar ya no las ves). En Grecia no tuvo un desarrollo cultual importante, aunque sí en Roma, donde tenía varios templos y un oráculo -era una diosa popular, relacionada también con la fertilidad y la maternidad.

En la imagen elegida para el sorteo de este año, a esta dorada Fortuna le acompaña uno de sus símbolos más convencionales: la cornucopia o cuerno de la abundancia, signo de riqueza y buena suerte. Este cuerno dicen que era de la cabra Amaltea, que amamantó al niño Zeus hasta que este se lo rompió, y, a cambio, le dio el poder de dar a su dueño todo lo que quisiera. En este caso mana dinero -claro, por lo del sorteo de lotería-, pero en algunas representaciones figuraban frutas y flores.

Otras veces la Fortuna era representada con alas -como Victoria, Niké: voluble, rápida, escurridiza-, o con los ojos vendados -como la Justicia: repartiendo casi al azar, casi justamente, riqueza o pobreza entre los hombres-, con una rueda de la fortuna o con un timón -ya que la versión griega era también la encargada de dirigir el futuro de los hombres. Y, además, juega a la pelota -unas veces en una dirección, rápidamente en otra, como signo de sus inseguridades a la hora de tomar una decisión.
  • Un interesante blog donde se trabaja buscando referentes clásicos en nuestro mundo actual, Secretos de Argos.

Los médicos griegos.

Lo de ir al médico y que, a través de un diagnóstico de los síntomas, pueda saber qué enfermedad se padece y cómo atajarla no es de hoy. Ya en el mundo griego del s. VI a.C se practicaba y defendía la importancia de la experiencia y la observación en el campo de la Medicina. Era frecuente, además, que estos médicos viajaran o colaboraran con otros profesionales extranjeros, a fin de poder conocer los síntomas y su cura en otros países, defendiendo un origen natural y no mágico o religioso a las enfermedades.

Así, el médico tenía en cuenta la observación de la tos, la temperatura, vómitos y respiración (sin auscultar al paciente, es verdad), y después procedía a informarse sobre los hábitos de vida del enfermo, la alimentación, bebida, lugar de residencia y actividades habituales. El objetivo era poder aplicar remedios naturales extraídos de las plantas o pequeñas intervenciones quirúrgicas, aunque este tipo de medicina más racional convivió con prácticas mágicas que no se dejaban de lado ante cualquier síntoma.

  • Más sobre la medicina en Grecia, aquí.

Tal día como hoy, el rey.

Un día como hoy, hace treinta y cinco años, Juan Carlos I era proclamado rey de España, dos días después de la muerte de Francisco Franco. Comenzaba un periodo de transición política que llevaría a la actual Constitución de 1978.

La Torre de Babel: el zigurat


Dicen que la Torre de Babel era en realidad un zigurat, una torre escalonada con hasta siete plataformas que disminuyen en tamaño con la altura, dentro del templo mesopotámico que formaba parte de un gran complejo religioso de la ciudad de Babilonia. Y como tal, habría sido construida para cumplir con la exigencia divina de rendir un elevado número de cultos a los despiadados dioses mesopotámicos. Estas torres a veces fueron decoradas con motivos vegetales o pintadas, tal vez porque su construcción podía asegurar la fertilidad de las tierras.

Los zigurats eran sólo una parte de estos templos, que solían constar además de un recinto sagrado para el dios y su familia, una camara sagrada, un patio y una amplia serie de habitaciones, almacenes, archivos y viviendas.

Los ritos religiosos eran tan complejos que en Babilonia llegó a haber hasta cuarenta tipos diferentes de sacerdotes, especializados en conjuros, purificaciones, unciones, encantamientos, música, canciones y escritura. Además, se realizaban sacrificios tanto dentro como fuera del templo, buscando la protección de los dioses y que estos escucharan -a su capricho- las invocaciones de sus fieles, a las que respondían mediante complicados oráculos o sueños que debían ser interpretados por especialistas.

  • Más sobre estos edificios en un interesante artículo, aquí.
  • Breve plano de la situación de la Torre de Babel, aquí.

La rendición de Granada (2.1.1492)

Llora como mujer lo que no has sabido defender como hombre.

Cuenta la leyenda que estas palabras las dijo a favorita del último rey nazarí de Granada (otros dicen que por su propia madre), Boabdil El chico (1460-1527), pues este lloró al despedirse de la Alhambra cuando el Reino de Granada fue conquistado por los Reyes Católicos en 1492. Desde entonces la colina sobre la que lloró el rey musulmán se llama El suspiro del moro.

El Reino de Granada había resistido el empuje de las tropas cristianas en la Reconquista, gracias a la defensa que le brindaba las sierras próximas. Pero un largo asedio de año y medio, así como el abandono de sus aliados del norte de África, crisis internas y conatos de guerras civiles hicieron que el 2 de enero de 1492 Boabdil firmara un acuerdo con Gonzalo Fernández de Córdoba: rendía la ciudad -último reducto de la presencia musulmana por aquellas fechas- al rey Fernando de Aragón.

Recibía a cambio el señorío de Las Alpujarras, donde estuvo dos años, hasta que decidió abandonar la península para exiliarse en el norte de África.


Cleopatra VII Filópator.

Fue la última de los suyos: la última lágida, la última de los Ptolomeos. Cleopatra VII Filópator (69 -30 a.C) fue la única de su familia en preocuparse por hablar el idioma egipcio, pues su padre le había educado en la cultura, costumbres e idioma griegos -como correspondía a sus orígenes.

Pero además brilló con luz propia como mujer especialmente culta en la época, pues hablaba varios idiomas y sabía Historia, Literatura, Medicina y dicen que hasta latín. Dicen de ella, además, que destacaba no por su hermosura física, pero sí por sus habilidades sociales, su espontaneidad, buena conversación y equilibrio emocional.

Accedió al trono con dieciocho años, siendo obligada a casarse con su hermano, ocho años menor. Pero todas las decisiones las tomó ella, lo cual, unido a que al principio colaboró con los romanos, no le granjeó muchas simpatías. Pero Cleopatra era, sobre todo, una mujer dedicada a la política. Por eso, cuando su hermano y sus aliados la exiliaron, no dudó en aliarse con Julio César -el hombre con mayor peso político del momento-, enemigo de su hermano, buscando recuperar su trono -acabó asesinando a su hermano- y evitar la caída de Egipto en manos romanas.

Y nació Ptolomeo XV César de esta unión... La idea de Cleopatra era fundar una nueva dinastía a partir de este niño, pero el asesinato de César acabó con este proyecto. Intentó rehacer su idea aliándose con el general romano Marco Antonio, el hombre que controlaba para Roma el Mediterráneo Oriental; y de esta unión nacieron dos mellizos... Cleopatra necesitaba ayuda militar y Marco Antonio, sus riquezas.

El proyecto final de Cleopatra, salvar a Egipto de las garras romanas, no pudo realizarse al final. Sus tropas, junto a las de Marco Antonio, fueron arrasadas por Octavio, el general que controlaba Roma y principal enemigo de su amante. En el año 30 a.C Egipto pasaba, tras la batalla de Accio, a ser provincia romana.

Y cuenta la Historia que Cleopatra se suicidó, decidida a no dejarse caer en manos de Roma ni en el último momento. Sólo una de sus hijos llegó a tener poder político como reina de Mauritania.

  • La historia completa, aquí.
  • Una biografía de Cleopatra VII, aquí.
  • Cleopatra ha inspirado libros y películas, aquí.

La Tercera Guerra Púnica (149-146 a.C.)

Cartago se había quedado reducida a sus posesiones norteafricanas después de la segunda guerra contra los romanos. El gran Aníbal había quedado derrotado y el imperio cartaginés, reducido en riqueza, sin flota y con constantes provocaciones por parte de los vecinos de Numidia, que aprovechaban que Cartago no podía declarar la guerra a nadie sin consentimiento de Roma. Roma, por su parte, hacía oídos sordos a las protestas de Cartago ante esta situación.


Sin embargo, la suerte y el empeño sonrió a Cartago y en pocos años volvió a recuperar su esplendor comercial, llegando a vender su trigo a Roma y adquiriendo poco a poco cada vez más peso en el Mediterráneo occidental -tal vez aprovechando que los romanos estaban ocupados conquistando Grecia. Y los romanos se preocuparon, considerando que la recuperación militar y una nueva amenaza estaba a las puertas. En el año 149 a.C imponen sus condiciones: la rendición de todas las armas de la ciudad -bajo la amenaza de la destrucción absoluta- y el abandono inmediato de la misma por parte de todos sus habitantes.

Como respuesta al abuso, los embajadores romanos de la ciudad fueron asesinados.

Y fue otro Escipión, Escipión Emiliano, nieto de aquel que había vencido a Aníbal, quien dio la respuesta final: Cartago, por el bien de Roma, debía ser destruída y borrada del mapa. En el año 146 a.C entra en la ciudad y la ataca, arrasándola, durante siete días, en los que son aniquilados cientos de miles de cartagineses.

Cartago se rindió tras el asedio. Dicen que los horrores del mismo fueron tales que muchos lloraron por las generaciones venideras...

Los monjes copistas.

Mis alumnos de 2º de ESO descubren asombrados estos días que fue la labor paciente e intensa de los monjes medievales la que permitió, por ejemplo, dar nacimiento en un remoto monasterio del norte de España a las primeras palabras de castellano antiguo. El monje medieval, por tanto, no es un personaje más o menos oscuro con una jornada laboral poco definible...

Así, en escondidos lugares de la Europa naciente de los ss. VIII al XII, un puñado de hombres cultos -recordemos que muy poca gente salía del analfabetismo en aquella época- se dedicaron a la copia de manuscritos que de otra forma se habrían perdido. Así, las bibliotecas monásticas se llenaron no sólo de libros religiosos, textos litúrgicos, obras teologales y vidas de santos: también de clásicos latinos de retórica, derecho, medicina, literatura general y los primeros manuales de lengua latina usados siglos después en las Universidades. Además, existía un sistema de préstamo de volúmenes entre monasterios más o menos alejados entre sí.

Los monjes copistas eran personas elegidas entre la comunidad, los más cultos, con mejor caligrafía y más cuidadosos. La copia de un único libro, así como su decoración, podía ocupar toda la vida de un solo monje, en condiciones duras de frío extremo, humedad, malas calidades, poca luz,... A veces varios monjes copiaban un mismo libro, para poder cederlo a otros monasterios. Los materiales no eran buenos: plumas de ave y pergaminos, con falsillas de carboncillo para no torcerse, pero con esta pobreza desarrollaron nuestras letras minúsculas actuales.

No sólo se trataba de copiar el libro antiguo, sino también de ilustrarlo: la primera letra de cada capítulo era adornada con especial cuidado, y también se realizaban imágenes muy minuciosas en los márgenes o en una página entera; generalmente eran de color rojo, de polvo de minio -de ahí su nombre de miniaturas o imágenes miniadas-, pero también se usaba el oro y la plata. En ocasiones, las copias y sus ilustraciones eran más llamativas que el propio original, como le ocurre al Beato de Liébana (un comentario del Apocalipsis de S. Juan, hecho en España).




  • Un monasterio medieval y la vida en él, aquí.

El origen de la Vía Láctea

El bebé Hércules fue amamantado por Hera, aunque accidentalmente -ya se sabe que la diosa le odiaba por celos, pues era uno de los hijos que Zeus había tenido con una de sus amantes. Así, cuentan que Hermes llevó al bebé al Olimpo y lo colocó sobre el pecho de la gran diosa mientras ella dormía y cuando despertó, lo apartó tan violentamente que un poco de leche cayó de su pecho, creando la Vía Láctea...

Segunda Guerra Mundial: la rendición de Japón.

El 27 de agosto de 1941 el Consejo de Ministros japonés recibió un informe claro: la economía y recursos de Japón no podrían soportar la carga de la guerra a partir de 1944. Y en julio de ese año los líderes nipones comenzaron a buscar una salida honrosa al conflicto, a pesar de que la cúpula militar se resistía a la rendición y a procurar que la URSS no entrara en guerra con Japón a partir de la primavera de 1945 -como había anunciado.

Efectivamente, a lo largo de la primavera de 1945 Tokio y las seis principales ciudades de Japón fueron brutalmente bombardeadas, provocando en algunos casos efectos similares o superiores a los de la bomba de Hiroshima. 21 millones de civiles resultaron afectados y los efectos morales fueron cruciales para el ataque final.

El 26 de julio de 1945 los líderes aliados, reunidos en Potsdam (Alemania) recomendaron a Japón la rendición inmediata e incondicional, so pena de sufrir una destrucción total. EEUU se guardaba bajo la manga la carta de las bombas atómicas -un proyecto que vería la luz pronto y que le daría, además, una fuerte posición política frente a futuras negociaciones con la URSS. Ante la negativa de Japón a rendirse, durante los primeros diez días el país sería invadido por las tropas soviéticas e Hiroshima y Nagasaki atacadas por bombas atómicas.

El emperador Hirohito toma una decisión que marcaría la moral y el sentimiento patrio de Japón en las décadas siguientes: durante los días 9 y 10 de agosto recomienda el fin inmediato de la guerra -lo que le valió un golpe de Estado. El 15 de agosto se dirige por primera vez al pueblo por radio: había llegado la hora -dijo- de soportar lo insoportable. El 2 de septiembre firmaría la rendición japonesa en el acorazado estadounidense Missouri (aunque el final definitivo de la Segunda Guerra Mundial se extendería desde entonces hasta 1991).

Resultado de la última encuesta (octubre 2010)

Resultado de la última encuesta Sugiere el tema de la próxima entrada. ¡Gracias por participar!

Un libro sobre mujeres del Renacimiento.
8 (21%)
Un descubridor del s. XVI
1 (2%)
La penicilina.
4 (10%)
La primera misión espacial.
10 (26%)
La derrota definitiva de Japón en la II Guerra Mundial.
15 (39%)

Votos: 38