Hércules es un héroe muy conocido; sus historias y hazañas son innumerables, y es posible que muchas aventuras de menor importancia se le hayan atribuído a él sin ser el protagonista... Por algo era el hijo de Zeus y de la mortal Alcmena; Hera, la esposa del divino Zeus, estaba un poco harta de las aventuras amorosas de su marido, de forma que planeó la muerte del niño Hércules, mandando a su cuna a dos serpientes venenosas. De poco le sirvió: incluso de bebé, nuestro héroe ya prometía: agarró a los animales y los estranguló.
Hércules se convirtió en un joven atlético y musculoso, con una fuerza y un valor extraordinarios. Pólux le enseñó a usar las armas; un hijo de Hermes, a luchar; Éurito, nieto de Apolo, a cazar con arco y flechas. Y también se dedicó al arte, porque aprendió a tocar la lira.
Un día se le planteó qué hacer con su vida. Placer y Virtud se le presentaron y ofrecieron: la primera le prometía una vida de lujo y riquezas, la segunda, una de trabajo y lucha, con disgustos y problemas, pero con la gloria como premio. Esto fue lo que el joven Hércules eligió.
Muy pronto se le ofreció la primera oportunidad de saber si su elección había sido correcta: en la ciudad de Tebas...
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