Tenemos hambre. Han pasado dieciocho días de este mes. Hemos venido empujados por el hambre y la sed. No tenemos vestidos, ni grasa, ni pescados ni legumbres.
(Obreros egipcios, 1166 a.C)
Las condiciones habían empeorado, y pusieron un escrito solicitando que llegara a oídos del propio faraón. Y para presionar, habían decidido no seguir trabajando en el sepulcro del Ramsés III. Así lo manifestaron cuando saltaron los muros de la necrópolis y se sentaron en el límite de los campos cultivados, gritando que tenían hambre; llegaron a impedir las actividades del templo cercano de Tutmosis III.
Habían sido reclutados de distintas aldeas del país: unos 120 trabajadores con sus familias, para distintas tareas: albañilería, cantería, pintura, talla,... Pero no contaban -o no sabían- que la mala situación económica del país, la inflación, la escasez de productos de primera necesidad, el gasto del ejército en las fronteras, iba a pasarles factura.
Los retrasos en el pago de sus salarios empezaron a escasear hasta desaparecer, aunque no así su trabajo, de forma que las hogazas de pan y las raciones de cerveza con las que se les pagaba (en distintas cantidades, según la categoría del trabajador) no aparecieron. Como tampoco otros productos con los que se saldaba el sueldo de los obreros: carne (en los días de fiesta), agua potable, cereales, telas, calzado, vasijas, herramientas. Podemos mirar con desconfianza a los capataces encargados del control de las obras, pues posiblemente fueron corruptos.
La presión duró varios días, en el transcurso de los cuales fueron recibiendo parte de la paga retrasada, pero los disturbios continuaron, pues se les prohibió continuar con la huelga, bajo penas de arresto.
Habían sido reclutados de distintas aldeas del país: unos 120 trabajadores con sus familias, para distintas tareas: albañilería, cantería, pintura, talla,... Pero no contaban -o no sabían- que la mala situación económica del país, la inflación, la escasez de productos de primera necesidad, el gasto del ejército en las fronteras, iba a pasarles factura.
Los retrasos en el pago de sus salarios empezaron a escasear hasta desaparecer, aunque no así su trabajo, de forma que las hogazas de pan y las raciones de cerveza con las que se les pagaba (en distintas cantidades, según la categoría del trabajador) no aparecieron. Como tampoco otros productos con los que se saldaba el sueldo de los obreros: carne (en los días de fiesta), agua potable, cereales, telas, calzado, vasijas, herramientas. Podemos mirar con desconfianza a los capataces encargados del control de las obras, pues posiblemente fueron corruptos.
La presión duró varios días, en el transcurso de los cuales fueron recibiendo parte de la paga retrasada, pero los disturbios continuaron, pues se les prohibió continuar con la huelga, bajo penas de arresto.
9 aportaciones:
Muy curioso.
Y es que cuando el hambre aprieta...
Un saludo.
La necesidad que es muy mala, en cualquier época, incluso en la esplendorosa étapa de los ramesidas. Un fuerte abrazo.
Querida Negrevernis, gracias por este magnífico relato historia de la 1ª huelga de la historia; con motivo bien al caso de la huelga general celebrada el 29 de marzo pasado se la oí contar en un programa de radio a la profesora Ana Mª Vázquez Hoys. Hasta entonces la desconocía, pero siempre citaba, lógicamente, en mis explicaciones de la Comedia Antigua griega la famosa "huelga sexual" de atenienses y espartanas que Aristófanes nos presenta tan magistralmente en su "Lisístrata". Otro tipo de "hambres" también obligan.
Mil biquiños.
uuuuf si,
a mi me parece que el tema del abuso de poder ha sido un tema recurrente durante toda la historia, no me extraña que en epocas tan lejanas se den estas practicas.
en Chile, a principios del Siglo XX se le pagaba a los salitreros con fichas que podian ser ocupada en pulperias de los mismos dueños de la salitrera.
Saludos desde Chile.
¡Qué curioso! Había oído algo sobre el tema pero ya me lo has dejado más que claro con tu entrada.
Un saludo!
Así es, Cayetano. Eran 120 personas, con sus familias detrás.
Un saludo.
Así es, Paco. Lo bueno para nosotros es que tenemos documentación escrita que atestigua esta primera huelga.
Un saludo.
La profesora que comentas, Profedegriego, es muy conocida en la red y sus investigaciones (así como su estupendo blog) son muy recomendables.
La huelga de Lisístrata es también un ejemplo del poder que las mujeres en el mundo antiguo..., aunque sea una fuerte crítica y muy ácida a la sociedad de la época.
Un saludo.
Gracias, Coral.
Publicar un comentario