El bello Apolo se enamoró de la mortal Corónide cuando veía cómo ella se lavaba los pies en el lago Boibias. Ella se convirtió en su amante, pero temiendo que no quisiera continuar la aventura por su condición de mortal, decidió abandonar al dios y marcharse con el joven Isquis, a pesar de que su padre le insistió en mantener la relación con el dios. Corónide estaba ya embarazada.
Apolo se enteró de la infidelidad de su amada a través del cuervo, su fiel mensajero, que por entonces tenía blancas plumas. No pudiendo soportar los celos y la ira, envió a su hermana Ártemis para que se vengara en su nombre, mientras que volvía negro al cuervo -tal era la rabia que sentía por las malas noticias que le acababa de dar.
Su hermana no dudó en matar a Corónide, junto con otros mortales. Pero cuando empezó a ver cómo el cuerpo de su amada se consumía en la pira funeraria, decidió rescatar el feto de su hijo -el que sería en el futuro el dios de la medicina, Asclepio.
Apolo se enteró de la infidelidad de su amada a través del cuervo, su fiel mensajero, que por entonces tenía blancas plumas. No pudiendo soportar los celos y la ira, envió a su hermana Ártemis para que se vengara en su nombre, mientras que volvía negro al cuervo -tal era la rabia que sentía por las malas noticias que le acababa de dar.
Su hermana no dudó en matar a Corónide, junto con otros mortales. Pero cuando empezó a ver cómo el cuerpo de su amada se consumía en la pira funeraria, decidió rescatar el feto de su hijo -el que sería en el futuro el dios de la medicina, Asclepio.
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