Los griegos hablaban de un jardín fantástico donde crecían manzanos de hermosos frutos dorados. Pero esta idea ya aparece en la mitología escandinava...
Cuentan que un día el dios Odín paseaba acompañado por Loki y Hoenir; tanta era su hambre que intentaron asar un buey para la cena, pero la carne no se cocinaba bien. El gigante Thiazi apareció transformado en un gran águila y se ofreció a ayudar, a cambio de que le invitaran a compartir la comida: había hechizado el fuego y por eso no podían cocinar.
Lograron asar al animal y el ave cogió la mayor tajada, lo cual provocó la ira de los dioses; Loki, furioso, la atacó con un enorme palo, pero el animal echó a volar con el palo en el cuerpo y el dios en el otro extremo, jurando que no le soltaría hasta que no lo llevase ante la diosa Idun y su jardín de manzanas de oro que hacían inmortales a los dioses.
Lograron asar al animal y el ave cogió la mayor tajada, lo cual provocó la ira de los dioses; Loki, furioso, la atacó con un enorme palo, pero el animal echó a volar con el palo en el cuerpo y el dios en el otro extremo, jurando que no le soltaría hasta que no lo llevase ante la diosa Idun y su jardín de manzanas de oro que hacían inmortales a los dioses.
El jardín se encontraba en Asgard, y allí Loki logró engañar a la diosa, que se internó en un bosque buscando unas frutas más bonitas que las suyas. El águila se apoderó de la diosa y la llevó secuestrada a Jotunheim, el país de los gigantes.
Los dioses, sin las manzanas, comenzaron a arrugarse, y cuando se enteraron de que Loki había participado en el robo de las manzanas, juraron que lo matarían a menos que rescatara a la diosa Idun. Loki, asustado, adoptó la forma del halcón de la poderosa diosa Freyja y llegó volando al palacio de Thiazi, donde transformó a Idun en nuez y salió con ella entre las garras. El gigante, convertido de nuevo en águila, le persiguió, pero los dioses ayudaron a Loki y quemaron las alas de Thiazi con virutas de madera ardiendo que soltaron por el aire. Las manzanas de oro volvieron así a Asgard, regalando la eterna juventud a los dioses.
Los dioses, sin las manzanas, comenzaron a arrugarse, y cuando se enteraron de que Loki había participado en el robo de las manzanas, juraron que lo matarían a menos que rescatara a la diosa Idun. Loki, asustado, adoptó la forma del halcón de la poderosa diosa Freyja y llegó volando al palacio de Thiazi, donde transformó a Idun en nuez y salió con ella entre las garras. El gigante, convertido de nuevo en águila, le persiguió, pero los dioses ayudaron a Loki y quemaron las alas de Thiazi con virutas de madera ardiendo que soltaron por el aire. Las manzanas de oro volvieron así a Asgard, regalando la eterna juventud a los dioses.
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