Ayer hablábamos en 2º ESO de las órdenes religiosas que nacieron en la Edad Media. Es un tema por el que siento predilección, qué le vamos a hacer... Y siempre, siempre que lo cuento, hay una orden que llama mucho la atención a mis alumnos: la de los cartujos.
Estos monjes fueron fundados por San Bruno (1030-1101), y la regla que regula su vida fue aprobada por el Papa en 1133. Desde el s. XII existe también una rama femenina de la orden. Los cartujos viven de una manera que es lógico llame la atención a mis pequeños adolescentes, ya que aman la soledad y el silencio -uf, qué rollo, dicen enseguida las Marías, Antonios, Javieres,... Pero, claro, sólo desde el silencio salen las cosas verdaderas, las del corazón...
Los monasterios cartujos -las cartujas- tienen unas normas propias: sólo pueden vivir doce monjes y su prior, en clausura, viven en celdas individuales para cuidar el silencio y el ambiente de meditación, reuniéndose con sus compañeros en la celebración diaria de la Eucaristía y en dos momentos de oración especiales (maitines y vísperas); comen solos, excepto en las fiestas y pueden hablar una hora a la semana, en el claustro del monasterio. Pinchando aquí o aquí podrás leer algo más sobre la forma de vida de estos monjes y aquí podrás saber sobre cómo son sus monasterios.
Es normal que a mis alumnos les llame la atención esta forma de vida dedicada a la contemplación, la alabanza a Dios, la soledad, la austeridad y pobreza en el vestir, la ausencia de distracciones. Como me decían en clase ayer, estamos rodeados de ruído, es cierto, profe.
4 aportaciones:
Realmente hay que pensar bastante para llegar a comprender mínimamente por qué viven así, ayer mismo lo estuve comentando con Pedro, y sí, estamos increíblemente rodeados de ruido incluso cuando creemos que estamos en silencio.
También me gusta leerte por aquí porque aprendo siempre algo nuevo, o recuerdo algo archivado.
Tengo la suerte de vivir en un bosquecito y oigo el ruido del mar, el viento en los árboles y los pájaros a la mañana y al atardecer; pero en clase...¡¡¡¡qué ruido!!!!!
Yo creo que lo que dice Jesús es porque estamos tan acostumbrados al ruido que ya no sabemos reconocer el silencio.
Gracias a los tres. No tenemos todos la suerte de tener bosquecillo silencioso cerca como Mic...
Cierto: no sabemos reconocer el silencio; nos hemos acostumbrado. Por eso a los alumnos les sorprende, incluso, cuando el grupo está callado trabajando...
Saludos.
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