Jasón y los argonautas (10): la llegada a la Cólquide. Con Medea.


Medea sabía que su padre enviaba a Jasón a una muerte segura, pues nadie podía sobrevivir a aquellos toros: el fuego de su nariz abrasaba todo lo que tenía por delante. Pero, como su padre, Medea tenía poderes mágicos, de forma que hizo un ungüento protector con azafrán salvaje y se lo dio a Jasón para que se untara con él el cuerpo.


Así logró el héroe dominar a los toros.

Cuando terminó, obedeciendo a Eetes, sembró los dientes del dragón Cadmo, fundador en su día de la ciudad de Tebas; no habiendo terminado la tarea, empezaron a surgir de la tierra guerreros armados que se lanzaron contra él y los argonautas. Pero Medea, empeñada en ayudar a su amado, había prevenido a Jasón, por lo que el héroe ya sabía lo que tenía que hacer: lanzó en medio de los guerreros el yelmo y los soldados empezaron a luchar enbtre sí hasta que perecieron.

No quedaba más que pedir a Eetes el vellocino que le había prometido.

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