Los hermanos Auguste (1862-1954) y Louis Lumière (1864-1958) mantuvieron el negocio de su padre, un pintor retratista que luego se dedicó a la fotografía; este había quedado fascinado por el kinetoscopio de Edison, de forma que motivó a sus hijos para que investigasen a partir de este aparato y lo mejoraran.
En 1895 crean el cinematógrafo, rodando la primera película de la Historia: la salida de unos obreros de una fábrica, que fue presentada en público en el Gran Café de París a finales de ese mismo año:
El efecto sobre el público fue impactante; se dice que algunas personas abandonaron el lugar cuando se proyectó la llegada de un tren que parecía abalanzarse sobre el público, temiendo ser arrollados por la máquina -como podéis comprobar pinchando aquí.
Los Lumière, sin embargo, consideraron que este invento carecía de futuro -no estuvieron ni en las primeras proyecciones, dejando que fuera su padre en el que se encargara de todo-, de forma que se centraron después en sus estudios fotográficos, creando los primeros fotogramas en color.
Los Lumière, sin embargo, consideraron que este invento carecía de futuro -no estuvieron ni en las primeras proyecciones, dejando que fuera su padre en el que se encargara de todo-, de forma que se centraron después en sus estudios fotográficos, creando los primeros fotogramas en color.
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