Los días anteriores a aquel 14 de julio Necker, el ministro de Hacienda aceptado por el pueblo, había sido destituído por el rey Luis XVI, el precio del pan alcanzaba ese día el punto más alto, había hambre y las malas cosechas se habían sucedido. Los Estados Generales, convocados tras cien años sin hacerlo, no habían servido para arreglar la gravísima crisis financiera de Francia y ya eran Asamblea Nacional -buscando redactar una nueva Constitución que reformara el sistema monárquico. París había sido tomada por el ejército real.
El 14 de julio de 1789 el pueblo de París acompañó al miembro del Comité Permanente Municipal a la Bastilla (la fortaleza oriental de la ciudad, que en ese momento actuaba como prisión), para pedir armas que luego se repartirían a la Guardia Nacional. Se pensaba que las tropas que rodeaban la ciudad iban a cargar contra el pueblo.
El alcalde de la fortaleza, Launey, ordenó disparar a la multitud que se aproximaba, pero los soldados se niegan y se ofrece la rendición de la plaza. Los amotinados tomaron la zona, asesinando a Launey y a algunos soldados, y sus cabezas expuestas en picas delante del Palais Royal. La revolución popular ya tenía una fecha que recordar: comenzaba oficialmente la Revolución Francesa.
El 14 de julio de 1789 el pueblo de París acompañó al miembro del Comité Permanente Municipal a la Bastilla (la fortaleza oriental de la ciudad, que en ese momento actuaba como prisión), para pedir armas que luego se repartirían a la Guardia Nacional. Se pensaba que las tropas que rodeaban la ciudad iban a cargar contra el pueblo.
El alcalde de la fortaleza, Launey, ordenó disparar a la multitud que se aproximaba, pero los soldados se niegan y se ofrece la rendición de la plaza. Los amotinados tomaron la zona, asesinando a Launey y a algunos soldados, y sus cabezas expuestas en picas delante del Palais Royal. La revolución popular ya tenía una fecha que recordar: comenzaba oficialmente la Revolución Francesa.
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