La florentina Lisa Gherardini, segunda esposa del banquero napolitano Francesco del Giocondo, fue retratada con 30 años por el maestro Leonardo de tal manera que aún hoy nos parece una figura fascinante. Y eso que no sabemos mucho más de ella... (aunque se ha escrito mucho sobre su identidad, como podéis ver pinchando aquí).
Da Vinci pintó este cuadro entre 1503 y 1506, en pleno Renacimiento, por encargo del marido de la dama, y según se dice, nunca se lo dio, ya que tenía esta obra en alta estima y lo mantuvo siempre a su lado, sometiéndolo a numerosos retoques y cubriéndolo con una gruesa pátina protectora. Cuando emigró a Francia se lo llevó y fue vendido después al rey Francisco I, para su palacio de Versalles (aunque desde 1804 se puede ver en el Museo del Louvre).
Lo más importante de este retrato es el uso de la característica más llamativa del arte de Leonardo: el sfumato, un efecto de difuminado que logra con suaves contrastes de luces y sombras, que le da volumen a la figura y ese aire enigmático -como una atmósfera que rodea a la mujer. Esto se acentúa con el uso de la perspectiva aérea, en la que los tamaños del fondo se reducen con la distancia, modificando los colores y perdiendo definición con la lejanía.
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