La lechera.

Es muy posible que te suene esta imagen, ya que lleva un tiempo siendo utilizada por una conocida marca de yogures. Me encontré la publicidad una tarde, mientras caminaba por una populosa calle de Madrid y no pude más que sorprenderme.

Esta obra es un óleo sobre lienzo del pintor barroco holandés Johannes Vermeer (1632-1675), hijo de un tejedor y comerciante de sedas, también amante de los objetos artísticos. Su familia poseía una hostería a la que acudía gente de la burguesía holandesa, entre la que se encontraban algunos artistas, y quizá alguno de ellos fue su maestro. Además de pintor, seguramente se dedicaría a otras cosas -como comerciante de obras de arte u hospedero-, ya que no parece que sus ingresos procedieran sólo de las dos obras al año que hacía... Sin embargo, parece ser que murió arruinado y lleno de deudas...

Este pintor dedicó buena parte de su obra a criticar los vicios de la sociedad en la que le tocó vivir, y era frecuente que usara el género costumbrista para hacerlo, pero este cuadro es una excepción, ya que muestra a una mujer concentrada en una tarea cotidiana y sencilla: verter leche en un cuenco, en una estancia humilde, posiblemente una cocina de tonos cálidos y muy luminosos (Veermer usa una técnica francesa, pointillé, consistente en marcar pequeños, pero brillantes puntos de color muy luminoso, por todo el lienzo: cacharros, pan,...). El cuadro es íntimo, se respira un ambiente tranquilo y cercano al espectador (muy del gusto de la época: el invitar a ser partícipe de la escena, como si se estuviera contemplando una obra de teatro, provocando sensaciones). Algunos consideran que el bodegón de pan del primer plano hace referencia a la Eucaristía, mientras que la leche significaría la pureza.

  • Pincha aquí para observar con detalle esos puntos de luz repartidos por el cuadro.
  • Más sobre las obras de este pintor, aquí y en especial sobre sus pinturas intimistas, aquí.
  • Y tal vez te suene más su obra La joven de la perla..., donde un pendiente parece ser el centro de todas las miradas...

2 aportaciones:

Juan C. L. Rojas dijo...

No es una novedad ¿verdad?,el que grandes artistas no hayan sido reconocidos en su tiempo (ni siquiera conocidos).
Han hecho dinero de sus obras, otros que quizás ni entiendan de arte, ni les interese. Sí entienden de números, de márketing, de oferta y demandas. El sistema con su hipocresia coadyuba a ello.
Algunos razonan que si no hay éxito es poque no hay talento. Creo que no siempre es así. Al contrario, a veces es exactamente al revés.
Disculpame tantas palabras; pero tu artículo me inspiró esta reflexión, que por otra parte, no es nueva.
Muchas gracias por exponer tu oportuno post y felicitaciones nuevamente por tu premio.
Un abrazo.
(Gracias por tu visita y comentario en uno de mis blogs)
Juan.

Negrevernis dijo...

Juan,

ahí queda también la huella de Van Gogh...

Gracias por tu visita. Un abrazo.