Cuenta la historia que Numitor, rey de Alba Longa -la ciudad fundada por Ascanio, el hijo de Eneas y nieto de Venus-, fue destronado por su hermano Amulio. No contento con esto, le expulsó de la ciudad y mató a todos sus hijos varones, dejando viva únicamente a su sobrina Rea Silvia, a la que obligó a convertirse en sacerdotisa vestal, de forma que estaría obligada para siempre a mantenerse virgen. Así se aseguraba que su hermano no tendría ningún descendiente que le pudiera arrebatar el trono.
Pero no cayó en la cuenta de que los dioses romanos eran tan caprichosos como los griegos: Marte se había enamorado de Rea Silvia... Del encuentro entre el dios y la joven nacieron dos gemelos, Rómulo y Remo. Su madre, temiendo por la vida de sus pequeños, los metió en una cesta y los arrojó al río Tíber, confiando en que de alguna manera podrían sobrevivir.
Una loba los encontró y amamantó, y los dioses se cuidaron de que el pastor Fáustulo los cuidara como si fueran propios. Con el tiempo, los niños se convirtieron en dos fuertes y bellos jóvenes y descubrieron su verdadero origen. Dispuestos a vengar a su familia, regresaron a Alba Longa, mataron a su tío Amulio y le devolvieron el trono a su abuelo Numitor. Este les dio en agradecimiento una llanura en el noroeste del Lacio, donde desemboca el Tíber.
Pero la historia estaba condenada a no acabar bien. Un día, mientras los hermanos trazaban en recinto sagrado de la ciudad con un arado tirado por dos bueyes blancos sagrados, Remo se cayó accidentalmente y Rómulo pasó el arado sobre él, matándolo. Arrepentido por lo que había sucedido, llamó Roma a la nueva ciudad que habían empezado a levantar entre los dos.
Otras versiones cuentan que, en realidad, los dos hermanos discutieron sobre el nombre que tendría la ciudad; decidieron que lo elegiría quien más pajaros viera primero. Rómulo vio doce, pero su hermano Remo, que sólo había encontrado seis, exigió el derecho por haberlos visto antes. Rómulo, furioso, mató a su hermano y luego, arrepentido, le dio su nombre a la ciudad...
Una loba los encontró y amamantó, y los dioses se cuidaron de que el pastor Fáustulo los cuidara como si fueran propios. Con el tiempo, los niños se convirtieron en dos fuertes y bellos jóvenes y descubrieron su verdadero origen. Dispuestos a vengar a su familia, regresaron a Alba Longa, mataron a su tío Amulio y le devolvieron el trono a su abuelo Numitor. Este les dio en agradecimiento una llanura en el noroeste del Lacio, donde desemboca el Tíber.
Pero la historia estaba condenada a no acabar bien. Un día, mientras los hermanos trazaban en recinto sagrado de la ciudad con un arado tirado por dos bueyes blancos sagrados, Remo se cayó accidentalmente y Rómulo pasó el arado sobre él, matándolo. Arrepentido por lo que había sucedido, llamó Roma a la nueva ciudad que habían empezado a levantar entre los dos.
Otras versiones cuentan que, en realidad, los dos hermanos discutieron sobre el nombre que tendría la ciudad; decidieron que lo elegiría quien más pajaros viera primero. Rómulo vio doce, pero su hermano Remo, que sólo había encontrado seis, exigió el derecho por haberlos visto antes. Rómulo, furioso, mató a su hermano y luego, arrepentido, le dio su nombre a la ciudad...
5 aportaciones:
Me encantan estas historias, recordar esta!.
Un abrazo!
Un clásico, Magah.
Besos.
Yo me sabía el final de los pájaros. Lo del accidente con el arado no me sonaba, o por lo menos no lo recuerdo.
Kassiopea,
yo me enteré de la historia de los pájaros cuando pedí esta historia como un ejercicio en clase...
Abrazos.
Increíble
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