Hoy la UNESCO nos invita a dedicar este día al Recuerdo del Comercio de Esclavos y su posterior abolición, a lo largo de finales del s. XIX.
¿Por qué justo este día? Debemos el honor a un cimarrón -un esclavo que se refugia en los montes en su lucha por la libertad- llamado Boukman. Vivía en lo que ahora es Haití (antes la isla de La Española) y era el año 1791; en ese momento este país era un colonia francesa y la metrópoli estaba viviendo con fuerza su propia Revolución y la explosión de ideas como la libertad universal o la igualdad de todos los grupos sociales. Pero además las Trece Colonias inglesas se habían independizado, así que estas ideas se estaban extendiendo rápidamente por toda América.
Boukman aparece en este momento como líder de un complot en el que los esclavos de diversas plantaciones iban a ponerse en pie contra sus amos blancos, hecho que juraron en una ceremonia de vudú el 14 de agosto de 1791. En unos días la revuelta se extendió no sólo entre la población negra, sino también entre los mulatos y negros no esclavos.
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