Gente corriente. De eso habla Robert C. Knapp en este libro: de los que son olvidados, a juicio del autor -catedrático de la Universidad de Berkeley, EEUU, y especialista en historia del Imperio Romano e Hispania-, en las fuentes oficiales de la elite.

A lo largo de la lectura se ofrece, además, la conclusión del autor: la mayoría demográfica del Imperio estuvo silenciada en las fuentes oficiales por el miedo de la elite a perder la situación de sumisión de los grupos sociales inferiores. Así, tal vez dar a conocer que a los gladiadores no les importaba la condena a la infamia -no poder testar legalmente, no poder tener representantes legales,...- que suponía su profesión podría dañar esa idea de control político y social, por ejemplo. Algunas anotaciones son interesantes, porque rompen con ideas preconcebidas sobre el mundo romano: las termas eran el lugar por excelencia para relacionarse socialmente con otros, pero también focos de infección por sus malas condiciones higiénicas, no hay cabida para la reflexión moral sobre la esclavitud -por mucho que nos rechine esto a los lectores modernos-, la prostitución de la esposa era muchas veces consentida por los maridos, ya que suponía un aporte económico extra para la familia,...
415 páginas bien documentadas, de lectura ágil y bien estructuradas en nueve capítulos, cada uno dedicado a un grupo de esos olvidados -como los llama el autor-: hombres, mujeres, pobres, esclavos, libertos, soldados, prostitutas, gladiadores y bandidos. A destacar, sobre todo, los cinco primeros capítulos, mucho más extensos y con numerosa documentación epigráfica, con una redacción amena que nos permite poner nombre -si no cara- a ese 99% de la población que formaba el Imperio Romano.