El hoplita.

El guerrero griego anterior al s. VIII a.C entra en batalla desde un carro, elige a su enemigo, se baja y combate cuerpo a cuerpo contra él, con una de sus dos lanzas o con una afilada espada en forma de estoque. Lo protegen una compleja armadura de bronce (que le cubre desde el cuello hasta más abajo de la cadera), el yelmo (también de bronce y con penacho, frecuentemente también con carrilleras) y guardas; su escudo es grande, redondo o en forma de ocho, de cuero y bronce, suficiente para cubrirle casi por completo, y lo lleva colgado por una correa al cuello, de forma que puede girarlo para protegerse la espalda o el pecho.

Son las obras de Homero las que más datos nos aportan del soldado griego de estas épocas, aunque suponemos que algunas de las cosas descritas por él, como los combates individuales, no eran frecuentes, en favor de los ataques en masa de un ejército que, por otra parte, no debía de ser excesivamente disciplinado.

El cambio llegó pasado el s. VIII a.C, cuando este ejército se convierte en una verdadera formación disciplinada, la falange, organizada en filas de hasta más de ocho soldados de fondo, de manera que cuando uno caía, otro le reemplazaba inmediatamente. Un nuevo escudo, redondo y más corto (de la barbilla a las rodillas) era más ligero, y permitía cubrir a su propietario y al soldado de la izquierda, cuando se avanzaba en formación apretada. También se redujo el armamento: una lanza y una espada corta, aunque se mantuvo la armadura.

El nuevo soldado es un varón ateniense de entre 17 y 59 años, de familia rica (porque eran las únicas que podían permitirse pagar el equipo): el hoplita. Se elegían tres generales, aunque sólo uno era el que iba con el ejército y los otros eran comandantes por turnos. Estos soldados se agrupaban por tribus, y estas se repartían en compañías y filas, cada una con su propio jefe, que iba en primer línea de combate. Los mensajes y órdenes entre las distintas filas y jefes se enviaban por medio de heraldos previamente elegidos.

  • La falange luchó valientemente en la batalla de Maratón, aquí.

2 aportaciones:

Anónimo dijo...

Estupenda forma de acercar la historia a los alumnos. El análisis es conciso y acertado. Sólo aportar un detalle de interés: el hecho de que estas capas sociales, cada vez más amplias, empezaran a combatir por su polis fue la base para que consiguieran derechos políticos. Este sistema militar revolucionó el sistema político y social en toda la Hélade.

Un saludo y enhorabuena por mantener este espacio, en el que hacía mucho que no comentaba pero que sigo desde hace bastante tiempo.

Negrevernis dijo...

Muchas gracias por tu aporte y espero que podamos seguir contando con tus comentarios.
Un saludo.