Psique no se resignaba a perder a su amado y decidió salir a buscarlo. Afrodita, la madre de Eros, se la encontró y decidió ponerla a prueba -pues los celos la corroían por dentro: Psique era demasiado bella para consentirlo.
La primera prueba parecía imposible: llevó a la joven a un granero donde había una inmensa montaña de granos de trigo, cebada y centeno. Su misión: ordenar las semillas en tres montones antes del anochecer. Psique comenzó con ahínco, pero pronto se dio cuenta que tardaría todos los años de su vida para lograr acabar. Fue tan inmensa su pena que un ejército de hormigas acudió a ayudarla, arrastrando con sus patas los granos tal y como Afrodita pedía.
La segunda prueba era peor aún: debía llevar a la diosa un mechón dorado de unas ovejas; el rebaño se encontraba en la otra orilla de un alejado río. Psique no veía al principio el problema, y rápidamente se acercó al agua, dispuesta a lanzarse para cruzar. Pero un junco verde, admirado por su belleza, le advirtió: las ovejas eran salvajes y rabiosas cuando los rayos del sol se reflejaban en sus lanas, de forma que moriría sin remedio; para lograr el mechón debía esperar a que anocheciera y buscarlo entre las ramas.
Afrodita, dispuesta a acabar con Psique, decidió la tercera prueba, la más terrible: descender al reino de los muertos y coger el cofre de la hermosura de la reina Perséfone. Orfeo le indicó el camino y Perséfone le dio el cofre, con la recomendación de que sólo Afrodita debía abrirlo.
Pero, ¡ay!, el afán de Psique por encontrar a su amado era insaciable, y pensó que si abría el cofre y se quedaba con un poco de la hermosura de Perséfone, Eros volvería inmediatamente a su lado. Por eso apenas subió la tapa del cofre, pero lo justo para que un sopor infernal la sumiera en un sueño absoluto, cercano a la muerte. Eros, desesperado y consciente de todo lo que estaba pasando, acudió junto a su amada, logrando despertarla con la punta de una de sus flechas. Después voló al Olimpo, donde suplicó a Zeus que le permitiera casarse con la joven, Como premio por el profundo amor que se tenían, Zeus hizo que Afrodita aceptara a Psique y le regaló a esta la inmortalidad.
- Comentario de la escultura de Eros y Psique (del neoclasicismo italiano), pinchando aquí.
2 aportaciones:
Los mitos griegos son siempre una forma muy imaginativa de explicarse las grandes incógnitas de la vida. Olé por los griegos.
Un saludo.
Admito una cierta predilección por esta mitología...
Un saludo.
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