Ya comenté aquí hace unos meses que los delfines y el dios Dioniso están relacionados. Pero lo cierto es que otros relacionan a este animal con el joven Arión de Metimna, oriundo de Lesbos. Arión había pasado gran parte de su vida en la corte de Pesiandro, tirano de Corinto y gran aficionado al canto, la música y la poesía.
Arión hizo una gira por Sicilia y la península itálica, hasta que se hizo muy rico. Partió entonces hacia Grecia en un barco corintio que salía de Tarento. Los marineros, al verlo, planearon tirarlo por la borda en cuanto llegaran a alta mar, a fin de robarle el dinero; intentado mantener la vida, acordó con ellos dar allí mismo un recital, vestido con sus mejores galas, pero los marineros le obligaron finalmente a tirarse por la borda.
Cuando cayó al agua un delfín que había escuchado maravillado su música lo rescató y lo llevó en su lomo hasta Grecia, donde lo dejó en el extremo meridional de la península del Peloponeso. Arión logró llegar a la corte de Periandro, a quien le contó todo lo ocurrido. Los marineros, llamados a defenderse, intentaron engañar al tirano, afirmando que lo habían dejado vivo en Tarento, pero la mentira se descubrió cuando el poeta apareció con sus lujosos trajes, los últimos que había vestido en el barco. Periandro los condenó a muerte y Apolo, patrón de los poetas, recompensó al delfín trasladándolo al cielo como una constelación.
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