La medicina del Antiguo Egipto (2)

Los antiguos egipcios no recurrían al médico -sunu- para curar sus males. O, al menos, no siempre: los magos y los sacerdotes tenían también poderes curativos, que se podían alternar con los médicos. Y estos no lo eran al modo de nuestros actuales médicos de familia, conocedores de un amplio abanico de síntomas y medicamentos aplicables según la dolencia del paciente: en el antiguo Egipto había un médico especializado en cada dolencia o parte del cuerpo, que llegaba a ver reconocida su capacidad cuando era llamado por algún soberano de un reino extranjero. Eso sí: tu médico podía atender a un hombre o mujer, pero también a los animales de la casa.

Sin embargo, sí había una relación muy estrecha entre los médicos y los templos, sobre todo en Heliópolis, Sais y Bubastis, pues su formación se realizaba allí, y en ocasiones, un sacerdote ejercía también la medicina, amparándose en la protección de algún dios o diosa particular para cada acontecimiento traumático (un parto, por ejemplo) o un órgano interno. Egipto desarrolló una rígida jerarquía médica, al modo de la sacerdotal: había un médico jefe, otro insopector, el superior, el de Palacio y un responsable para el Alto Egipto y otro para el Bajo.Un escriba también podía llegar a ser médico, dado que se consideraba que los médicos mejores eran aquellos que eran capaces de leer y escribir y, por tanto, eran capaces de transmitir sus conocimientos y ampliar  los propios a través de bibliotecas personales.

El pueblo egipcio era profundamente religioso, por lo que no debe extrañarnos que la presencia de un sacerdote tuviera efectos calmantes sobre el enfermo, procurando después que el uso de medicinas naturales ahuyentara el mal espíritu que había provocado el mal, y haciendo uso de rituales o elementos mágicos para reforzar su poder curativo. Así, los médicos egipcios recetaban con frecuencia aceite de ricino, pero también ungüentos y perfumes hechos a base de variados productos: resinas, grasas de animales, natrón, miel, hinojo, sangre de lagarto, leche materna, melón, cinamonio, zumo de hígado de buey, ajo, anís, comino, mandrágora,...

  • Más aspectos generales sobre la antigua medicina egipcia, aquí o aquí.
  • La curiosa farmacopea egipcia, aquí.
  • En el Papiro Ebers se enumeran hasta 700 recetas, aquí.

2 aportaciones:

PACO HIDALGO dijo...

Muy interesante esta aportación de la medicina en el imperio egipcio, civilización tan adelantada en ciencia. También me ha gustado la entrada anterior sobre los diez propósitos para comenzar el curso.
Es un placer saludarte nuevamente y, aunque este año dedicaré menos tiempo al blog y visitar blogs amigos, espero poder comentarte de vez en cuando. Un cordial saludo.

Negrevernis dijo...

Hola, Paco. Bienvenido y gracias por tus palabras. Sigo recomendando tu blog.

Feliz curso.