Va de novias (romanas)


Pocas cosas han cambiado desde la Antigua Roma hasta hoy en lo que a vestimentas nupciales se refiere: para la mujer del patriciado romano, elegir y lucir su vestido de novia era asunto de especial importancia, como ahora. 

La joven novia, de catorce o dieciséis años, peinaba su cabello con seis trenzas, decorándolas con cintas, cubriéndose luego el cabello con un velo naranja, el flammeum. Su traje nupcial se parecía a la stola de las matronas -una túnica que las mujeres usaban justo tras casarse, generalmente blanca, gris, roja o púrpura, ajustada con un cinturón ornamentado y de color púrpura, lo que indica al resto la clase social de la mujer-; en el caso de las novias, esta stola nupcial era blanca y larga hasta los tobillos, con un cinturón atado con un nudo especial, el nodus Herculeus, y que sólo podía ser desatado por el novio en el  lecho nupcial. Este nudo simbolizaba la unión de los esposos y los deseos de fertilidad para la pareja, ya que Hércules tuvo muchos hijos. 

Si la novia, después, tenía varios hijos -tener más de tres le permitiría alcanzar un elevado grado de independencia, como premio por su fertilidad-, la joven podría llevar la palla, el manto cuadrado de las matronas, que cubría la cabeza y el cuerpo, enganchándose por detrás al cabello como un velo trasero.

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