Giovanna Tornabuoni, antes degli Albizzi

Ya he contado en otras ocasiones que siento debilidad por los marcapáginas de temática histórica, como cuando hablé de la Dama del armiño o de la diosa Bastet; se unen así mis dos pasiones: la Historia y la lectura. 

Pero a veces caigo en la tentación y, al visitar un museo, paso al final por su tienda y me regalo uno o dos marcapáginas. La semana pasada volví a participar en la excursión organizada por mi compañera de Ed. Plástica del colegio, que todos los años se lleva a los alumnos de 1º de ESO al Thyssen. Y se vino de vuelta a casa este marcapáginas: un detalle del retrato de Giovanna degli Albizzi Tornabuoni, de Domenico Ghirlandaio, obra hecha sobre tabla con las técnicas del temple y el óleo, posiblemente a  partir de algunos dibujos previos de ella tomados al natural.


La floretina Giovanna degli Albizzi (1468- 1468) se casó muy joven con Lorenzo Tornabuoni, un noble italiano estrechamente emparentado con los poderosos Medici: Todo prometía felicidad eterna a los novios, pero Giovanna murió apenas dos años más tarde, estando embarazada de su segundo hijo. Lorenzo le pidió entonces a Domenico Ghirlandaio, conocido pintor de la burguesía de la época y amigo de la familia, a fin de poder recordarla siempre, rodeada además de elementos relacionados con su vida cotidiana. El cuadro estuvo muchos años decorando una de las salas principales del palacio florentino de los Tornabuoni. 

El cuadro tiene un carácter clásico, adecuado al Quatrocentto: un retrato serio y estilizado de perfil, que nos recuerda a las medallas romanas más antiguas, acorde con el carácter póstumo de la obra y la exaltación de la retratada. Detrás de la joven Ghirlandaio representó dos elementos religiosos que hacen referencia a la piedad de la mujer (un rosario y un libro de horas, lectura devota propia de las mujeres de la época, regalo de su padre por su boda), y dos joyas (el broche que lleva en el pecho y una joya que está en la hornacina). Las manos, recortadas por el marco del cuadro, llevan un pañuelo, que, en origen, era mucho más grande del que vemos ahora. 

Ghirlandaio, maestro de la línea y el dibujo aprovecha el encargo para hacer un detallado trabajo de la profundidad de los efectos de la luz sobre el rostro de la joven y su vestido, destacando la iluminación y brillos de la mangas del vestido de seda.

La obra tiene la particularidad de que el equipo de restauradores del Museo Thyssen lo ha analizado al detalle por medio de radiación infrarroja, rayos ultravioletas y rayos X, revelando elementos que el ojo del visitante no puede ver a simple vista, como las correcciones de las manos y del pelo, el collar de cuentas y el fino cordón que lo sustituyó en el cuello de la dama, el cambio de volumen de mangas y vientre o las líneas compositivas.

2 aportaciones:

CAROLVS II, HISPANIARVM ET INDIARVM REX dijo...

Estupendo ejemplo de retrato quattrocentesco y bonita afición la tuya de coleccionar marcapáginas de temática artística.

Un saludo desde Reinado de Carlos II.

Negrevernis dijo...

Muchas gracias, Carolus.

Añado que, según la lectura que tenga entre manos en ese momento, así el marcapáginas que empleo.

Un saludo.