Todos los alfabetos actuales de Europa descienden del griego, y este a su vez de otro oriental más antiguo, tras hacer algunas modificaciones (y es que la Lengua es algo vivo): el fenicio. Los nombres de las letras griegas recuerdan las fenicias, y su forma es también muy similar. Además, al principio el griego se escribía de derecha a izquierda, como el resto de las escrituras orientales, mucho más antiguas que las europeas.
Los griegos aportaron al fenicio unos elementos decisivos, que no se conocían en el mundo oriental: las vocales, ya que el fenicio, como el resto de idiomas de la zona, no las poseía, pues se podían deducir (como le ocurre al hebreo actual), por la propia estructura gramatical. El alfabeto griego se hizo así mucho más sencillo y simple, pues la combinación de sus 23 signos permitía construir palabras, sin tener que memorizar miles de signos, como le ocurría al egipcio; así, se difundió rápidamente por todo el continente.
El alfabeto griego clásico se fijó en Atenas en el s. V a.C. Los etruscos importaron una variante de este a la península itálica, modificando algunas letras, como la C -que no existe en griego-, y abandonando otras, como la H (una E alargada). Los latinos, por influencia posterior de los etruscos, adoptaron este alfabeto, introduciendo también nuevas letras, como la F.
Nosotros, herederos del alfabeto latino, empleamos este con pocas variantes, pues hemos incorporado la J, la W y la Z, diferenciamos la U de la V y escribimos con minúsculas -desconocidas por griegos y romanos- desde la Edad Media. En cambio, hemos abandonado el uso de las letras como signos numéricos, adoptando la numeración árabe, más rápida y eficaz.
Los griegos aportaron al fenicio unos elementos decisivos, que no se conocían en el mundo oriental: las vocales, ya que el fenicio, como el resto de idiomas de la zona, no las poseía, pues se podían deducir (como le ocurre al hebreo actual), por la propia estructura gramatical. El alfabeto griego se hizo así mucho más sencillo y simple, pues la combinación de sus 23 signos permitía construir palabras, sin tener que memorizar miles de signos, como le ocurría al egipcio; así, se difundió rápidamente por todo el continente.
El alfabeto griego clásico se fijó en Atenas en el s. V a.C. Los etruscos importaron una variante de este a la península itálica, modificando algunas letras, como la C -que no existe en griego-, y abandonando otras, como la H (una E alargada). Los latinos, por influencia posterior de los etruscos, adoptaron este alfabeto, introduciendo también nuevas letras, como la F.
Nosotros, herederos del alfabeto latino, empleamos este con pocas variantes, pues hemos incorporado la J, la W y la Z, diferenciamos la U de la V y escribimos con minúsculas -desconocidas por griegos y romanos- desde la Edad Media. En cambio, hemos abandonado el uso de las letras como signos numéricos, adoptando la numeración árabe, más rápida y eficaz.
4 aportaciones:
Tus entradas son muy prácticas por su brevedad y concisión. Estas últimas se las paso todas al compañero que da Cultura Clásica en el instituto. También me gustó mucho la de Fleming. Un cordial saludo.
Muchas gracias, Paco.
Este curso estoy dando clase de Latín en 4º de ESO, de forma que varias de mis entradas se centrarán en temas latinos.
Un saludo.
La numeración árabe estaba llena de ventajas para hacer cálculos matemáticos, su adopción permitía facilitar muchas cosas.
Mucho más cómodo, sin duda, que usar el sistema latino y griego, sin ceros y donde los números eran suplidos por letras combinadas...
Un saludo
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