El senet fue el juego más popular del antiguo Egipto. Muchas mesas, con sus fichas, se han encontrado en varias tumbas, y en buen estado de conservación. El juego más antiguo que se conoce supera los cuatro mil años de antigüedad.
El juego se practicaba sobre un tablero de treinta casillas, en tres filas de diez; el objetivo era llegar a la última casilla, y el movimiento de las piezas se echaba a suertes, tal vez por medio de dados. La lectura de las casillas es bustrofédica: la primera fila, de izquierda a derecha, la segunda, de derecha a izquierda, y la tercera, de izquierda a derecha; las casillas 26 a 30 tenían símbolos grabados, con unas normas sobre limitaciones de movimiento si el jugador caía en una de ellas. Las piezas seguían el orden de las filas en su movimiento, y cada jugador tenía entre cinco y diez peones, que debía mover en función de lo señalado por cuatro tablillas planas con un lado pintado de negro, que funcionaban como dados (según las tablillas que caían por el lado de madera, el jugador avanzaba de una a cuatro casillas por turno).
No se han encontrado instrucciones escritas de cómo se jugaba, por lo que se supone que se transmitían de forma oral de un jugador a otro; sí sabemos que se podía jugar entre dos personas, pero también uno solo.
El juego fue adquiriendo carácter religioso, ya que había casillas "buenas" y "malas" y un destino final, al modo de la vida del hombre. La caja de ébano y marfil, con incrustaciones de oro, de la imagen pertenece a la tumba de Tutankamón, con dos tableros, uno en la parte superior y otro en la inferior, de veinte casillas; cuenta también con un cajón para guardaer las fichas.