Gamificación y clase de Religión (2)

Como expliqué en mi primera entrada sobre la aplicación de las ideas de la gamificación educativa en mi clase de Religión de 4º de ESO, los alumnos de mi grupo realizaron una autoevaluación que me sirvió, desde enero, para aprender de los errores e intentar mejorar. 

Eclesiarte

Uno de los principios de la gamificación educativa es la reconversión de los deberes o tareas de clase en pequeños retos individuales o grupales por medio de los cuales los alumnos logran puntos que les permiten mejorar su clasificación general en el aula. El eje vertebrador de la historia de la gamificación ha de tener una lógica y mantener al alumno identificado con el juego; por esta razón decidí construir una serie de personajes interconectados que abarcaban desde la figura de María Magdalena y unas hipotéticas amigas suyas hasta una familia noble de la Edad Media emparentada lejanamente con ella. Estos personajes configurarían la introducción a los capítulos de la historia, que debía abarcar los episodios más representativos de la Historia de la Iglesia (como corresponde con el temario de Religión de 4º de ESO para este curso). 

Una de las tareas que más éxito ha tenido en esta evaluación -y que más sorpresas me ha traído- ha sido la que les proponía en la Segunda Era (correspondiente a la Edad Media), en relación con los inicios del monacato, y cuya introducción podéis leer aquí, de la mano del personaje Fernán de Toledo (personaje que, sin duda, rescataré el cursoque viene para trabajar la Edad Media con mis alumnos de Sociales de 2º de ESO). 


Esta tarea invitaba a los alumnos a ponerse en la piel de un monje medieval que trabajara en un scriptorium, incluyendo la puesta en escena: música gregoriana de fondo e iluminación a base de velas LED en cada mesa (cosa que no hice porque no encontré a tiempo las velas en cuestión...). Durante tres días mis alumnos trabajaron de manera relajada -primera sorpresa- con la música acompañando -y sin protestar, segunda sorpresa-, ilustrando una frase de un libro que les gustara, un refrán o una estrofa musical. Previamente yo había explicado en clase cómo era el proceso de iluminación de los libros medievales, a partir de un breve informe colgado en la página de Eclesiarte y que podéis leer aquí



Los resultados -tercera sorpresa- fueron muy buenos... y premiados, por tanto, de manera conveniente. Os dejo aquí algunos ejemplos de lo que realizaron: 




Las Tortuga Ninja y el Renacimiento.

No sé qué relación puede haber entre cuatro grandes genios del Renacimiento italiano, las artes marciales y unos bollos de chocolate. Pero lo cierto es que debe de existir, pues hace unos días encontré un envoltorio en el que la relación se manifestaba: 

Sí: las Tortuga Ninja. Estos personajes de cómic de 1984 fueron llevados luego a una serie animada en la década de los noventa y llevan los nombres de cuatro artistas del Renacimiento: Leonardo da Vinci (la tortuga asociada al color azul y la espada japonesa tachi), Miguel Ángel Buonarroti (Michelangelo, que lleva el color naranja y unos nunchakus), Rafael Sanzio (Raphael, con color rojo y un sai, una daga fina, aguda y sin filo de las artes marciales japonesas) y Donatello (que usa el color morado y un bo, una vara defensiva). 

Leonardo da Vinci (1452- 1519) fue pintor, escultor, arquitecto, filósofo, amante de la ciencia de su época, técnico, mecánico y hasta cocinero; viajó por Florencia, Milán, Roma y Francia, estando al servicio de las ricas y poderosas familias de los Sforza y los Médicis, acabando al servicio del rey de Francia al final de su vida. 

Miguel Ángel Buonarroti (1475- 1564) no tiene nada que ver con los nunchakus, ese arma formada por dos barras medianas unidas por una cadena o una cuerda para golpear y bloquear: el genio del Renacimiento trabajó también en Florencia, Venecia y Roma, al servicio de los Papas con sus impresionantes pinturas escultóricas, profundamente expresivas. 

Donatto di Beto Bardi, Donatello (1386- 1466) fue considerado uno de los principales teóricos de la escultura de los inicios del Renacimiento. Trabajó en la catedral de Florencia junto a su maestro Ghiberti y allí desarrolló sus obras más importantes, caracterizadas por un novedoso realismo, como el David que dejó a la ciudad. La expresividad de sus obras marcó a la generación siguiente de artistas. 

Rafael Sanzio (1483- 1520) comenzó con sólo diecisiete años a darse a conocer; posiblemente fue su padre su primer maestro, ya que procedía de una familia de artistas. En Roma conoce las obras de Leonardo y Miguel Ángel, a los que admira y, como ellos, trabaja para el Papado, llegando a ser nombrado arquitecto pontificio cuando Julio II queda admirado por su trabajo en las estancias vaticanas. Sus obras muestran una luz clara y serena y colores suaves que le valen tener cientos de seguidores. 

Poco que ver con las tortugas y los manga...

  • Más de Leonardo: su biografía aquí, su DNI aquí y su obra Leda y la relación con la astronomía, aquí. 
  • Sobre Rafael, una biografía aquí y su importante obra La escuela de Atenas, aquí. 
  • Miguel Ángel es el autor excepcional de las pinturas de la Capilla Sixtina, aquí y dicen que sólo rescataba las esculturas de su cárcel de mármol, aquí
  • Una biografía de Donatello, aquí